El día después del asesinato del terrorista más buscado de la historia, Osama bin Laden, fue el del compromiso de los gobiernos de todo el mundo con la seguridad ante el temor a una campaña de atentados como venganza. Esa posibilidad desató la alerta mundial y llevó a EEUU y Europa a reforzar la seguridad tanto de sus embajadas como de sus tropas en el extranjero y a reclamar a sus ciudadanos, especialmente a los que se encuentran en el exterior, que extremen la prudencia. También lo hizo España.
El vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció ayer que al Ejecutivo le “preocupan” algunas embajadas del país en el norte de África, Sahel, Afganistán y Pakistán después de la muerte de Bin Laden, por lo que se va a proceder a “reforzar” su seguridad, una medida que también se hará llegar a otras instituciones del Estado presentes en dichas zonas.
En rueda de prensa en el Ministerio del Interior, Rubalcaba añadió que también se va a trabajar con empresas y cooperantes que operan en estas regiones y se va a tratar de “mejorar su seguridad” y mantener el contacto con ellos para “hacerles ver que las próximas semanas o meses van a ser delicados”, de manera que puedan “extremar las medidas de seguridad”. Según indicó, el refuerzo de la seguridad se hará a través de los servicios españoles o, lo que será “más frecuente”, con los correspondientes servicios policiales de los países donde se encuentran. Estas medidas son similares a las que están tomando EEUU y el resto de países de la Unión Europea (UE).
prohibido pisar pakistán. En cualquier caso, el número dos del Gobierno insistió en que por el momento no se ha incrementado el nivel de alerta antiterrorista en España, que continúa alto porque se considera “suficiente”. No obstante, tampoco descartó que en los próximos días pueda haber algún cambio “en las prioridades” para atender “riesgos” de actividades relacionadas con el terrorismo islamista. Pocas horas después de la comparecencia de Rubalcaba, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación “desaconseja todo viaje a Pakistán” tras la muerte del líder de Al Qaeda y el “riesgo de aumento de atentados” como represalia.
Estas decisiones, según dijo Rubalcaba, son fruto de la reunión mantenida ayer en el Palacio de la Moncloa con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; y las ministras de Exteriores, Trinidad Jiménez; y Defensa, Carme Chacón, en la que se ha “compartido información” de cada departamento.
En relación con las tropas en el exterior, recordó que Defensa ya adoptó el lunes medidas de “máxima alerta” en las misiones de Afganistán y Líbano, que “se mantienen”. Rubalcaba dijo que España mantiene este nivel de alerta al igual que el resto de países que participan en la coalición internacional en Afganistán, alerta que se mantiene “especialmente” elevada desde hace “unos días”, ya que la primavera es “siempre un momento delicado” en este país. Preguntado por las consecuencias que puede tener para España el posible relevo de Bin Laden por Ayman al Zawahiri –considerado aún más radical que su predecesor–, Rubalcaba estimó que no cree que suponga un aumento del peligro para España ese cambio de liderazgo, que tampoco se sabe “en qué términos se va a producir”.
También se refirió a este asunto el presidente, quien afirmó que el Ejecutivo ha tomado todas las medidas necesarias para hacer frente a posibles riesgos. “Creo que tenemos todas las medidas tomadas para los riesgos que pueda haber”, aseguró a su llegada al pleno del Senado a la pregunta de si quería enviar un mensaje de confianza a los ciudadanos en la nueva situación.
Un crimen que tiene repercusiones judiciales en España. El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz dio ayer traslado a la Fiscalía para que le informe sobre el posible archivo de la causa que permanece abierta en su juzgado contra Osama bin Laden, al que el magistrado Baltasar Garzón procesó en septiembre de 2003 por los atentados del 11-S en Nueva York. El instructor se dirigió al fiscal al no contar de momento con una confirmación oficial de que Bin Laden fuera abatido en Abbotabad (Pakistán) y enterrado en el mar en Afganistán tras una operación llevada a cabo por el Ejército de Estados Unidos.
