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El hermano guapo de Fibes

El Palacio de Congresos celebró ayer la culminación de la obra civil de su ampliación, un edificio para igualarse a la «ambición de Sevilla».

el 26 mar 2011 / 22:10 h.

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“Es un edificio capaz de contar la historia de su tiempo y de albergar el futuro”, definió de manera poética su última obra el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, que le ha dado un hermanito a Fibes: un nuevo palacio de congresos algo menor en tamaño pero mucho más estiloso, preparado y con un auditorio que, con capacidad para hasta 3.500 personas, es el mayor de España y uno de los más importantes de los que ahora pueden encontrarse por Europa.

La de ayer fue la inauguración menos completa de las que lleva el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), en esta intensa semana. Al nuevo recinto, de 47.680 metros cuadrados de superficie, le quedan algunos meses para estar operativo y probablemente no podrá acoger ningún acto hasta después del verano, pero el argumento que se esgrimió es que ayer se terminaba la obra civil. A partir de ahora llega la hora del equipamiento.

El inmueble es de tal envergadura que el Ayuntamiento ha decidido que no hablamos de una mera ampliación, sino que aquello tiene entidad propia de ahí que se haya pasado al plural: a partir de ahora, el complejo se llama Palacios de Exposiciones y Congresos. Uno, el antiguo, hace más las veces de nave, de gran contenedor, mientras que el recién nacido es el hermano guapo, la joya del conjunto. Con los 35 metros de voladizo de su cubierta hay pocos edificios en el mundo, y éste además forma una pasarela que alcanza los siete metros de altura bajo la que se abren dos calles por las que circulará el tráfico. ¿Otras cifras? Un presupuesto de 79,8 millones y un aparcamiento con capacidad para 850 plazas.

Al margen de innovaciones técnicas y de diseño, lo realmente importante es el auditorio, con el que se da el verdadero salto de calidad. Sus dimensiones (la boca del escenario tiene 10 metros de alto y 22 de ancho) permiten no sólo celebrar el congreso más multitudinario, sino prácticamente cualquier espectáculo musical y cultural, lo que abre a Fibes la puerta de un mercado pujante.

Con estos mimbres, el sector turístico de la ciudad se está frotando las manos. “Es una construcción a la altura de la ciudad, que puede competir con cualquier otra de las que hay en el mundo”, subraya un Sánchez Monteseirín que reconocía que el proyecto de Vázquez Consuegra le gustó desde que lo vio, pero que al principio no había ni dinero para acometerlo. Eso explica las dificultades de financiación de un edificio cuya primera piedra se puso en enero de 2008 y que está, según el alcalde, en sintonía con la “ambición” de Sevilla. Si quiere conocerlo, ahora puede pedir cita para hacer una visita organizada y verá que esto ya no es Fibes: es otra historia.

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