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El hombre sin miedo se rehace

Panini publica en formato Deluxe la extraordinaria 'Daredevil:born again'.

el 05 nov 2010 / 11:24 h.

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'Daredevil, born again'.

Por más que la historia sea del todo conocida por los aficionados al mundo del cómic, no está de más recordarla.

Cincuenta años (más o menos los que habían transcurrido desde la aparición del primer número de Action comics en 1938) habían servido para que las fórmulas de los tebeos de superhéroes estuvieran más que gastadas. Atrás habían quedado las primeras y geniales aventuras de Superman, Batman o El Capitán América. Y atrás habían quedado ya también los esfuerzos de Lee y Kirby por reformular el género allá por principios de los años 60. Estaba claro que el cómic de "tipos vestidos con mallas" no funcionaba como antaño, y algo había que hacer al respecto.Y entonces llegaron ellos. Dos artistas que, sin ser conscientes, iban a revolucionar el cómic de superhéroes hasta darle completamente la vuelta y renovarlo de pies a cabeza.

El primero se llamaba Alan Moore. El segundo, Frank Miller. Watchmen era la aportación del excéntrico guionista inglés; El regreso del señor de la noche la correspondiente al escritor y dibujante norteamericano. 1986 el año en que ambas se editarían para que nada volviera a ser lo mismo. Pero centrarnos en sólo esas dos obras sería simplificar un panorama que no queda completo si no se hace referencia a otros títulos; y sin duda alguna Born again es uno de los que apoyó el cambio de las fórmulas establecidas hasta entonces para dar paso a lo que se vino en llamar la madurez del cómic.Con Daredevil: born again, Miller volvía al personaje que le había lanzado a la fama para cambiarlo una vez más en la que muchos han querido ver como la "última historia" del hombre sin miedo. Un oxímoron en toda regla dado el carácter abierto de cualquier serie de superhéroes que Miller ignoraba por completo para escribir un guión que después sería imitado hasta la saciedad, ya fuera por otros o por él mismo en su Sin city.Y si magistral resulta la labor del escritor (que juega de manera espectacular con la simbología religiosa), no menos soberbia es la de un Mazzucchelli que alcanza con este trabajo una de las cotas más altas de su carrera: dando puntual respuesta al vibrante guión, el trabajo de narración y diseño de las páginas (atención a las que aquí se reproducen) es de un calibre como pocas veces se ha visto y, por más que hayan pasado más de veinte años, la vigencia de lo planteado por ambos autores es una por la que el tiempo, definitivamente, nunca llegará a pasar.

Edita Panini en un libro cartoné de 224 páginas por 22,95 euros.

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