Toros

El Juli y Ussía ponen el ‘no hay billetes’

El torero y el escritor abarrotaron la sala Joaquín Turina sumando diversión y hondura.

el 11 jun 2013 / 23:32 h.

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La ocasión lo merecía. Al innegable tirón del escritor y columnista Alfonso Ussía se sumó la presencia de El Juli, primera figura del toreo y gran triunfador de la última Feria de Abril. Juntos abarrotaron hasta el techo el viejo Álvarez Quintero –reconvertido en salón de actos de la Fundación Cajasol– en un nuevo mano a mano que partió de la relación de los toros con la literatura para alumbrarnos otros caminos: por la vía del humor del escritor unas veces; y otras, a través de la filosofía torera de un matador en la cumbre que nos desveló su definitiva alma de gran maestro. toros-mano-a-manoPero la cita tenía un morbo añadido. El Juli volvía a ponerse delante del mismo público y en la misma ciudad que le vio triunfar por todo lo alto el Domingo de Resurrección. Pero ese ruedo también fue el escenario de la tremenda cornada que le sacó de la palestra. Después llegaron las complicaciones de la recuperación de las heridas que le impidieron medirse con los toros de Miura y la sucesión de intervenciones quirúrgicas que culminaron con la marcha voluntaria del diestro madrileño para ponerse en manos de Val Carreres en Zaragoza. Todo eso es ya historia. El Juli sigue en la brecha, dispuesto a perseguir la perfección de su propio concepto: “A veces parece que los toreros queremos gustar tanto que no gustamos”, señaló el maestro madrileño afirmando que “lo más importante es expresarte y sentirte como tú eres, no ponerte bonito o feo”. En ese sentido, dejó al lado cualquier tipo de falsa modestia al afirmar que “estoy muy seguro de dónde debe ir el toreo. Lo tengo en mi cabeza pero a veces me siento frustrado porque lo que logro hacer en el ruedo son sólo retazos o detalles de lo que me ronda por la mente”. Ussía interrumpió al torero: “No hay artista, da igual que sea músico, pintor o escritor que logre acercarse a sus sueños”. El columnista –autor de la saga del marqués de Sotoancho– ya había reconocido antes la grandeza y la universalidad de este arte espetando que “no hay más soledad más sola que la del torero”. Sabido es el ordoñismo militante de Alfonso Ussía, que ya se había metido al personal en el bolsillo tirando de un largo y ancho anecdotario que hizo reír a carcajadas al numeroso público. El escritor siempre ha comparado al maestro de Ronda con Beethoven, dejando la armonía de Mozart para Curro Romero, otra de las debilidades del autor madrileño. José Enrique Moreno, moderador del acto, quiso ir más allá: “¿Qué gran compositor podría encarnar El Juli?”. “Vivaldi”, respondió Ussía sin pensárselo dos veces. Aún fue más lejos declarándose admirador de los pasodobles pero puntualizando que “es un tipo de música que no acompaña del todo la definitiva hundura del toreo. Quitémosle el sonido a la faena y pongamos la décima sinfonía de Beethoven; cuenta lo que está pasando”. El escritor había comenzado su intervención rindiéndose a la importancia taurina de la plaza de Sevilla: “las alternativas se deberían confirmar aquí, no en Madrid. Aquí es donde de verdad se respeta al toro y al toreo, no como en Madrid que ha sucumbido a un sector paleto que domina a toda la plaza”. En ese punto, El Juli aportó su visión sobre el difícil público capitalino y una plaza, la de Las Ventas, de la que permanecerá ausente de forma voluntaria en la temporada 2012. “La afición de Madrid es difícil y particular; es una plaza que siente que tiene la llave para hacerte figura y mandarte al estrellato”, refirió el joven maestro madrileño reconociendo que “he vivido momentos muy importantes pero las tardes de mayor incomprensión de mi carrera las he sufrido en Madrid pero es algo que te hace crecer como torero. En la última etapa de mi trayectoria, plazas como Sevilla, la de México o Bilbao han sido las que han marcado mi historia”, señaló el matador desvelando que había querido llegar temprano a la ciudad para pasear sus calles con un sosiego que casi nunca conocen los toreros en el nomadeo de la temporada. Julián López tampoco evitó referirse a la tremenda cornada que le propinó el primer toro de Victoriano del Río truncando su tercer paseíllo abrileño. “Cuando cogí la muleta sabía que el listón estaba alto y que el toro había desarrollado mucha agresividad. Podía coger pero no podía dar un paso atrás. Al final choqué, tenía que chocar, pero no podemos echarle las culpas al toro y hay que saber dar un paso así aunque ese nivel de entrega parezca exagerado para el tipo de toro que era”. Y hablando de toros, El Juli puso el dedo en la llaga sobre la demagogia torista: “La desaparición de encastes es consecuencia de los gustos del público y de la intervención de ciertos periodistas. La única sangre que aguantó esos cambios drásticos en el volumen fue la de Domecq”. Así de fácil y de claro.

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