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El Papa polaco enfrenta a Sevilla

De forma callada, lenta pero efectiva, la plataforma Iniciativa Sevilla Abierta (ISA) está logrando que miles de sevillanos se sumen a su negativa a que la Constitución luzca una estatua de Juan Pablo II. El monumento está proyectado desde 2006, cuando se creó un movimiento para lograr fondos. La Sevilla en la que ser de cara implica no ser de cruz vuelve a enfrentarse.

el 16 sep 2009 / 00:57 h.

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De forma callada, lenta pero efectiva, la plataforma Iniciativa Sevilla Abierta (ISA) está logrando que miles de sevillanos se sumen a su negativa a que la Constitución luzca una estatua de Juan Pablo II. El monumento está proyectado desde 2006, cuando se creó un movimiento para lograr fondos. La Sevilla en la que ser de cara implica no ser de cruz vuelve a enfrentarse.

ISA ha devuelto a la luz un proyecto tapado ante la falta de fondos para erigirlo, pero que está ya a punto de caramelo. De hecho, en los corrillos religiosos de Sevilla ya se hablaba de esta primavera, máximo verano, como fecha para situar a un Juan Pablo II de bronce entre Fray Ceferino González y la Constitución. Es la fecha que el Vaticano maneja para la beatificación del Papa polaco. Los acontecimientos se aceleran y por eso la iniciativa, presidida por el profesor de Genética de la Hispalense Sebastián Chávez, e impulsada mayoritariamente por docentes universitarios, escritores, periodistas, científicos, actores y otros intelectuales de Sevilla, ha iniciado una campaña por correo electrónico para recabar firmas contra la escultura.

No la quieren, ni en la avenida ni en otro sitio que no sea un templo o edificio religioso. No creen que Karol Wojtyla sea representativo de la pluralidad de la ciudad; no ven claro que su labor al frente de la Iglesia fuese absolutamente correcta; estiman que ya está reconocido con la avenida que lleva su nombre y sostienen que la Iglesia tiene lugares propios donde lucir a su antiguo pastor.

En el lado extremo se encuentran los partidarios del proyecto, concebido como una estatua en bronce, de 2,25 metros de altura sobre una base de piedra caliza de 1,80; la obra está siendo elaborada por el escultor Juan Manuel Miñarro y cristaliza gracias a la iniciativa de un grupo de católicos que ha abierto una cuestación en las oficinas de Cajasol para que todo aquel que quiera se sume a sufragar el proyecto. El Papa aparecerá en actitud de entrega, brazos en alto, vestido con la casulla que usó en la beatificación de Sor Ángela de la Cruz, en noviembre de 1982. Bajo sus pies se habilitará un espacio en el que se inscribirán los nombres de los sevillanos beatificados y canonizados durante el pontificado de Juan Pablo II.

La plataforma que aboga por la instalación de esta escultura, promovida por José María González-Alorda y Francisco Valderrama, considera que es de "justicia" que el antecesor de Benedicto XVI tenga este recuerdo en la capital, "pues es un referente devocional de Sevilla", especialmente después de visitar la ciudad en dos ocasiones (1982 y 1993). Sería, por tanto, "una respuesta a la voluntad de los sevillanos". El propio autor del bronce, Miñarro, reconoce que Juan Pablo II es un personaje "especialmente entrañable", "muy cercano y querido", por lo que encaja como un "honor" el encargo.

El futuro del emplazamiento de la estatua está por ver, pues es el Ayuntamiento de Sevilla quien debe decidir si permite que se ubique en el ángulo suroeste de la catedral, como pretenden los promotores del proyecto. Sin embargo, ISA entiende que el Centro ya está saturado de estatuas, todas ellas dedicadas a "la religión católica, el localismo y el folclore", por lo que rechazan la ubicación. La postura de esta iniciativa concuerda con la expresada por el delegado de la Consejería de Cultura en Sevilla. Bernardo Bueno sostiene que ya ha hablado con la Iglesia para decirle que la esquina del famoso magnolio de la Catedral, donde quieren situar la obra, "no es el entorno más adecuado", pese a que sus defensores sostienen que esa zona del templo fue un punto clave en las visitas del Papa a la ciudad.

La Junta aboga por que el Ayuntamiento cree una comisión en la que se determine la política general de nuevos monumentos de Sevilla, ya que Cultura quiere que sean los expertos los que decidan qué estatuas deben colocarse, qué valor artístico han de tener, cuál es la mejor localización y qué temática se está potenciando (la religiosa y la taurina tienen numerosos elementos en la capital). La comisión de especialistas "con criterio y una trayectoria" es la que debe lidiar en mitad de esta polémica, que abunda en la brecha aún viva entre la Sevilla tradicional y la nueva Sevilla moderna.

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