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El partido de Arafat se desintegra

El movimiento islamista Hamás y el nacionalista Al Fatah se pusieron de acuerdo esta semana en rechazar el nuevo gobierno del primer ministro palestino, el pragmático Salam Fayad. El partido que presidió Yaser Arafat se encuentra en un profundo proceso de decadencia que le ha llevado a sus horas más bajas.

el 16 sep 2009 / 03:09 h.

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El movimiento islamista Hamás y el nacionalista Al Fatah se pusieron de acuerdo esta semana en rechazar el nuevo gobierno del primer ministro palestino, el pragmático Salam Fayad. El partido que presidió Yaser Arafat se encuentra en un profundo proceso de decadencia que le ha llevado a sus horas más bajas.

Fundado en los cincuenta, Al Fatah encarnó durante décadas las reivindicaciones nacionales palestinas y la lucha contra Israel, primero con la fuerza de las armas y después con la de las palabras, de la mano de Yaser Arafat. La muerte de éste en el año 2004 y su sustitución por Mahmud Abás comenzó a escenificar un declive que se materializó en las legislativas de 2006, en las que Hamás se alzó con la victoria, y desde entonces todo le sale torcido al movimiento del histórico líder palestino.

El gobierno de unidad en el que Al Fatah se integró con Hamás se vino abajo en junio de 2007, cuando los milicianos del movimiento islamista expulsaron de la franja de Gaza a los nacionalistas, que conservan su autoridad sólo en Cisjordania. El intento de Al Fatah de reeditar la fórmula tras la cruenta ofensiva del Ejército de Israel en Gaza de diciembre y enero pasados continúa en el limbo por el bloqueo en las negociaciones que mantiene con Hamás en El Cairo.

En el orden interno, aún no se ha confirmado que en julio se celebre como anunciado el congreso por divergencias acerca del número de compromisarios y sobre si debe tener lugar dentro o fuera de los territorios ocupados por Israel. Tampoco ha resuelto el relevo en su liderazgo tras la intención confesada por Abás de retirarse de la vida política.

El único líder con el carisma suficiente y que concita el consenso necesario para tomar las riendas y dar paso a las nuevas generaciones en la dirección de Al Fatah es Marwan Barguti, de 50 años, frente a los 75 de Abás. Pero Barguti se encuentra encarcelado en el Estado judío, cuya represión suma incertidumbre al futuro del movimiento.

La razón esgrimida por Al Fatah para no integrarse -la prensa palestina habla de boicot- en el nuevo gobierno de Fayad fue que el primer ministro no tuvo en cuenta a su bloque parlamentario en la formación del gabinete. Algo de eso hay, aunque el asunto resulta más complejo.

Tecnócrata independiente que labró su prestigio de gestor eficaz y honrado como funcionario de organismos internacionales, Fayad es el hombre elegido por Abás para coordinar los asuntos administrativos durante la actual crisis institucional de la Autoridad Nacional Palestina. Fayad descartó varios nombres propuestos por Al Fatah para puestos de responsabilidad debido a que los postulantes tienen un carácter excesivamente ideológico, y amenazarían el control del gobierno, o permanecen bajo la sombra de la corrupción, el Talón de Aquiles nacionalista.

En ese panorama, Abás optó por renovar la confianza en el primer ministro sin que la debilidad que padece en el aparato de Al Fatah haya permitido al presidente palestino forzar la entrada de su propio movimiento en el ejecutivo.

Los más optimistas en el seno de Al Fatah confían en que la maniobra sea el inicio de un resurgir. Y ponen el ojo en las elecciones previstas en 2010 con la esperanza de que con su rechazo a entrar en el gobierno de Fayad -con fama de colaboracionista por su talante moderado-, Al Fatah gane esos comicios de la misma manera que con su discurso combativo Hamás lo hizo en los de hace cuatro años.

A la espera de la formación de un gobierno de unidad que haga posible la celebración de las elecciones, destacados miembros de Al Fatah desempeñarán cargos públicos en el gabinete del primer ministro palestino; el movimiento subrayó que a título exclusivamente individual.

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