Al PNV no le ha sentado bien que tras el 1-M Patxi López tenga posibilidades de ser lehendakari. Primero dijeron que ser desbancados del Gobierno sería una "agresión". Ayer, Urkullu fue más allá al asegurar que "sacar" a la fuerza más votada de Ajuria Enea supondría un "golpe institucional", fruto de un "modelo de Estado" pactado entre PP y PSE.
En una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por los presidentes del PNV de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, el presidente de la Ejecutiva del partido nacionalista dijo que esta semana y la próxima celebrarán reuniones con el resto de partidos para buscar un "acuerdo de amplia base" que proporcione estabilidad a las instituciones vascas.
Urkullu respondió al PSE, que le pidió el martes que arrimara el hombro para apoyar un gobierno liderado por Patxi López. El presidente del PNV dijo que su partido "siempre" arrima el hombro, "porque siempre ha estado por construir" y, para ilustrar, puso un ejemplo cuanto menos espinoso al recordar que el PNV ha "respaldado los Presupuestos Generales del Estado".
Pero, añadió, es el PNV el que pide "a los demás que arrimen el hombro desde la legitimidad de ser el partido más votado" en las elecciones vascas del pasado domingo, circunstancia que, a su juicio, "no pueden obviar otros" para "dar un golpe institucional". Urkullu abogó por "un acuerdo de amplia base que permita fortalecer las instituciones vascas" para afrontar las consecuencias de la crisis económica y profundizar en el autogobierno.
Con ese objetivo, propuso "instaurar una nueva cultura política basada en el diálogo y la cooperación entre diferentes para alcanzar un sólido común denominador que permita impulsar desde las instituciones" medidas para avanzar en el desarrollo económico, y pidió "no caer en la tentación de abonar el terreno de la política de frentes".
Además, Urkullu opinó que "sería irresponsable" someter a las instituciones vascas a la "inestabilidad o a experimentos que puedan valer para llegar a Ajuria Enea, pero que luego indefectiblemente llevarán a gobernar Euskadi desde el frentismo o, si no, a la parálisis de nuestro sistema institucional". Urkullu advirtió de la "evidente desestabilización institucional" que conllevaría el hecho de que, "a cambio" de su apoyo a Patxi López, el PP reclame modificaciones que afecten a otras instituciones vascas, y eso -indicó- puede pasar.
Por si no había quedado claro, el líder nacionalista insistió en que, en cualquier caso, "30 son más que 24", en referencia al número de parlamentarios logrados por PNV y PSE, respectivamente, como primera y segunda fuerza en votos.
La negociación. Mientras Urkullu hacía estas declaraciones, socialistas y populares cocinaban el cambio. El secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, aseguró ayer que su partido se encuentra abierto a cualquier fórmula de colaboración con el PSE-EE, desde un respaldo a la investidura de Patxi López como lehendakari a una entrada en el próximo Gobierno, pero en base a "unos compromisos políticos" y "programas". En la misma línea habló el presidente del PP, Mariano Rajoy, que se mostró partidario de un "cambio de políticas" en Euskadi.
Por su parte, el responsable de Organización del PSE-EE, Rodolfo Ares, consideró que la candidatura a lehendakari de Patxi López podría contar también con el apoyo de partidos que han obtenido representación parlamentaria y que "aún no se han posicionado". En sendas entrevista en Radio Euskadi y ETB recogidas por Efe, Ares explicó que su partido esperará a que el PNV haga su ronda de reuniones con todas las formaciones para lograr respaldos ante el debate de investidura, en el que, indicó, "se demuestre que Ibarretxe no tiene los apoyos suficientes" para ser elegido lehendakari.
