El plan soberanista del lehendakari, Juan José Ibarretxe, está empezando a convertirse en un problema para su propio partido, el PNV. Ayer el presidente de la formación, Iñigo Urkullu, desmarcó al partido de este plan y dijo que es una idea exclusiva de Ibarretxe, todo con la vista puesta en un posible pacto con el Gobierno central.
Urkullu rechazó que la consulta anunciada para el 25 de octubre en Euskadi impida al PSOE alcanzar un pacto de Gobierno con los nacionalistas vascos porque dicho referéndum es una propuesta del lehendakari, Juan José Ibarretxe, y no del PNV.
Según esta particular tesis, el PNV y el lehendakari son "dos planos diferentes", de tal manera que la iniciativa de convocar una consulta el 25 de octubre para que la sociedad vasca vote un acuerdo consensuado por los partidos vascos, es "una propuesta institucional" de Ibarretxe.
No obstante, el dirigente nacionalista matizó que en este asunto el PNV aborda "de la mano" del lehendakari esta "oportunidad de buscar un acuerdo político". Someter ese acuerdo a consulta es, para Urkullu, la consecuencia "lógica" del propio acuerdo. "¿Por qué no se va a poder hacer dentro de la Constitución?", se preguntó el presidente del PNV, quien recordó que el Estatuto de Gernika de 1978 ya fue sometido a referéndum en las tres provincias vascas "dentro del marco de la Constitución". "Dentro del marco actual, hay mimbres suficientes para abordar esta superación del estatus" del País Vasco, señaló Urkullu y añadió: "Además la Constitución, digo yo, que no será inmutable".
El PSOE, atento. También aseguró Urkullu que su partido está dispuesto a dialogar con el PSOE de cara a un posible pacto de gobernabilidad, aunque vinculó el apoyo a José Luis Rodríguez Zapatero en su investidura como presidente del Gobierno a que los socialistas atiendan "cuestiones claves" para el autogobierno vasco como el blindaje del Concierto Económico.
Los mensajes que lanza el PNV no han pasado desapercibidos para el PSOE, cuyo portavoz parlamentario, Diego López Garrido, resaltó el interés de los nacionalistas vascos por mantener buenas relaciones con el futuro Gobierno. López Garrido remarcó que los nacionalistas vascos "han cambiado la música" y han tomado nota después de las elecciones, en las que los nacionalistas perdieron más de 117.000 votos y un escaño en el Congreso.
