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El presunto cerebro del 11-S pide la condena a muerte para ser un 'mártir'

El paquistaní Jalid Sheij Mohamed, presunto 'cerebro' de los atentados del 11-S, quiere ser condenado a muerte para convertirse en "mártir". Así lo ha pedido durante el juicio que comenzó en Guantánamo contra él y otros cuatro supuestos colaboradores, donde él ejerce su propia defensa.

el 15 sep 2009 / 06:00 h.

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El paquistaní Jalid Sheij Mohamed, presunto 'cerebro' de los atentados del 11-S, quiere ser condenado a muerte para convertirse en "mártir". Así lo ha pedido durante el juicio que comenzó en Guantánamo contra él y otros cuatro supuestos colaboradores, donde él ejerce su propia defensa.

Mohamed, de 43 años, compareció junto a cuatro supuestos colaboradores ante un tribunal militar antiterrorista levantado en una antigua pista de aterrizaje en la base estadounidense en territorio cubano. Fue su primera aparición pública desde que fuera apresado en Pakistán en 2003, encarcelado en prisiones secretas de la CIA, sometido presuntamente a asfixias simuladas y finalmente trasladado a Guantánamo en septiembre de 2006.

Tenía una barba larga, canosa, que se mesaba con frecuencia, e iba ataviado con la túnica y turbante blancos que usan normalmente los prisioneros de Guantánamo. Y estaba más delgado que en las fotos que el Pentágono divulgó con su captura.

"No aceptaré ningún abogado. Me representaré yo mismo", dijo en inglés, tras entonar unas cánticos religiosos en árabe. Es su modo de apartarse de cualquier ayuda que pueda llegar por parte de EEUU, por considerar que el país ataca a Afganistán, Irak y "la Tierra Santa".

Luego, cuando el juez Ralph Kohlmann, un coronel de los Marines, le preguntó si entendía que puede llegar a ser condenado a muerte, el acusado respondió: "Eso es lo que quiero. Hace mucho tiempo que pretendo ser un mártir".

El magistrado aceptó su decisión y ordenó a su abogado militar que le siga asesorando, pero dijo que estudiará si sus letrados civiles podrán seguir en el caso o no, dado que ya no le representarán.

En la vista también comparecieron Ali Abdul Aziz Ali, Ramzi Binalshibh, Mustafa al-Hawsawi y Walid bin Attash. Éste último, que presuntamente entrenó a algunos de los secuestradores del 11-S, adoptó la misma postura que Mohamed. "Ustedes han matado a mi hermano, que era menor que yo. Esta es mi hora para estar en sus manos", espetó tras el aviso del juez.

Mohamed también aprovechó la audiencia para quejarse de que "todo lo que hablamos es bajo tortura". "Esto es la inquisición, no un juicio".

El encuentro fue el primer paso en el proceso legal que llevará al juicio colectivo, fijado para el 15 de septiembre, y que se rige según unas normas especialmente diseñadas para supuestos terroristas por la administración del presidente George W. Bush. Así, se permite, por ejemplo, el uso de confesiones obtenidas tras interrogatorios en los que los detenidos fueron sujetos a frío extremo o forzados a adoptar posiciones corporales incómodas durante tiempo.

El magistrado tiene también la potestad de cortar el sonido en cualquier momento de las audiencias para que la prensa reunida en Guantánamo no escuche la información que "perjudique la seguridad nacional" de EEUU. El juez tampoco contestó a la defensa cunado se quejaron de que sólo habían podido reunirse con los acusados durante cinco horas.

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