Las relaciones Iglesia-Estado están condenadas a cambiar tras las elecciones generales. Ésa es la teoría que maneja el secretario de organización del PSOE, José Blanco, que dio una vuelta de tuerca más en la polémica entre los obispos y el Gobierno al apostar por caminar hacia la autofinanciación de la jerarquía eclesiástica.
"Hay una situación concreta que es el acuerdo entre la Iglesia y el Estado que debe replantearse porque la jerarquía eclesiástica la está replanteando todos los días buscando la confrontación con el Gobierno", aseveró Blanco, tras incidir en los "esfuerzos por el diálogo con la Iglesia", que se corroboraron, a su juicio, con el acuerdo de financiación alcanzado durante esta legislatura.
Sin embargo, añadió que "es hora de pasar a las palabras a los hechos" y que "hay que caminar hacia la autofinanciación" tras los comicios del 9 de marzo. A pesar de estas palabras, dejó claro que el PSOE no prevé denunciar los acuerdos Iglesia-Estado de 1979, pero incidió en que desde entonces la propia Iglesia expresó su deseo de alcanzar la autofinanciación, algo que el propio Blanco antoja "cada vez más difícil", porque "cada vez tienen menos seguidores".
Posteriormente, el dirigente socialista se dirigió directamente al líder del PP, Mariano Rajoy, al que instó a aclarar si se suscribía a la nota de los obispos, a los que definió como el "nuevo brazo armado" del PP.
Aplausos a la iglesia. Mientras, los obispos exigieron el cese de la polémica por sus recomendaciones pastorales de cara a las elecciones -en las que pedía que no se votara a quienes negociaran con ETA o apoyaran a ley del aborto, entre otros asuntos-. El cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, fue uno de los que pidió el final de este cruce de acusaciones, aunque de una forma un tanto especial. "Deberían aplaudirnos" en vez de reprochar a la Iglesia, afirmó Amigo Vallejo, que precisó que "cualquier aportación, sea de la institución que sea, es un enriquecimiento". En este sentido, ironizó al decir que "si hay unas elecciones y temas que preocupan al ciudadano como la vivienda, el paro, la paz, la educación o la inmigración, no nos vamos a pronunciar sobre la pesca del bacalao".
Sin embargo, la jerarquía eclesiástica empezó a detectar las primeras grietas en su discurso en su propia casa. El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, dijo ayer que aunque la Iglesia ofrezca elementos para que los ciudadanos católicos voten en conciencia, siempre se tiene que respetar la libertad de voto. Así, indicó que los obispos deben ofrecer principios morales "para orientar el voto con conciencia, pero sin imponer". Además, en referencia a la no negociación con ETA que reclama la nota de la Conferencia Episcopal, el obispo de La Seu de Urgell, Joan Enric Vives, manifestó que ante un posible proceso de negociación para acabar con el terrorismo "se ha de hacer de todo si es posible la paz".
Ante esta agria polémica, Izquierda Unida presentó ayer un decálogo "para un verdadero Estado laico", en el que se contempla la revisión de los acuerdos con la Santa Sede y "que la religión esté en las parroquias y las mezquitas pero no en las escuelas".
