El quejío de la voz

La camera Triana de Alba triunfa casi un año después de su paso por el programa musical ‘La voz kids’ en el que quedó segunda y demostró todo lo aprendido junto a su maestra Raquel La Brujha

el 17 ago 2014 / 23:56 h.

Triana de Alba, junto a su profesora de canto Raquel La Brujha, en una de las aulas de la Escuela de Música de Gines. Foto: Alba Poveda Triana de Alba, junto a su profesora de canto Raquel La Brujha, en una de las aulas de la Escuela de Música de Gines. Foto: Alba Poveda Una versión del Cai de Niña Pastori le abrió las puertas para destacar como la niña de la copla en el programa musical de televisión La Voz Kids, pero ahora cerca de un año después Triana de Alba se ha convertido en una fiera de los escenarios. Ahora, mientras disfruta de la oportunidad que le dio el concurso de darse a conocer subida en los escenarios de toda Andalucía y España, aprovecha el empujón musical y ya prepara su primer disco. Aunque llegó a las pruebas del programa por pura casualidad, ya que fue la insistencia de una amiga la que le impulsó a presentarse, su torrente de voz conquistó a los tres coachs. Del minuto y medio de actuación, le sobró la mitad para asegurarse su puesto en el programa. Pensaba irse con David Bisbal, pero por afinidad musical y por aquellas palabras que alabaron su arte –«lo llevas en la sangre y eso no se puede remediar»– se decantó por Rosario Flores. Y de su mano alcanzó, recuerda esta joven de 13 años, algo que jamás había imaginado: llegar a la final de este concurso musical y proclamarse como la segunda voz infantil más reconocida del panorama nacional. Desde bien pequeña, Triana de Alba prefería el micrófono cuando llegaba la hora del juego. Y aunque la primera ganadora del concurso Se llama Copla, Joana Jiménez, era su referente, ahora se decanta por el pop. Eso sí, sin olvidarse nunca de sus raíces: el sur. «Antes no escuchaba, por ejemplo, a Malú, pero cuando estuve en el programa mis compañeros estaban todo el día con ese tipo de música y ahora me encanta», sostiene. Su juventud nada tiene que ver con su madurez cuando de hablar de música se trata. Reconoce que le gusta la popularidad que le ha dado la televisión, «el saber que la gente está apoyándome», pero sabe que tiene «que seguir luchando» para aferrarse a los escenarios y «crecer como artista»seguir dejando boquiabiertos a todo aquel que la escucha. Aunque, de momento, sus seguidores –que rozan los 50.000 en Twitter– le demuestran todo su cariño y le insisten en el lanzamiento de su disco. Un trabajo para el que ya va quedando menos. Durante todo el verano, Triana de Alba ha estado encerrada en el estudio de grabación preparando temas. «Todo propio». Un disco que, cuando salga a los escenarios, irá acompañado de músicos que tocarán en directo. Aunque desvela poco, Triana será fiel a sus raíces. Eso sí, se aleja de aquellas coplas que alzaron a más de uno cuando las escuchaba de la inocente voz de Triana y se acerca a un estilo más actual. La responsable de que la voz de esta camera brille «es Raquel La Brujha», sostiene. Desde que tenía ocho años, su profesora de canto la guía en todo lo referente a la técnica. Para ello, una vez a la semana, Triana acude puntual a la Escuela Municipal de Música y Danza de Gines, donde La Brujha imparte «el único taller de copla que existe a día de hoy en Andalucía». En él trabajan sobre todo la técnica «para sacar lo mejor» de la joven cantante. Cuando Triana de Alba llegó con tan solo 8 años a las clases de La Brujha, la profesora se quedó perpleja. «Era una enana, pero venía cantando con un vozarrón que no le correspondía a su diminuto cuerpo», sostiene la profesora. Su crecimiento musical es lo que más destacan de ella. «Cuando empezó se lo tomaba como un juego, pero ahora estudia más y mira más la técnica», comenta La Brujha. Pero no solo en la técnica ha evolucionado. Triana antes solo quería copla, pero desde que llegó al programa su abanico de registros se ha ampliado, algo para lo que «no tendrá problema; tiene voz para hacer lo que quiera», subraya su profesora. Además, desde principio de año, Triana también estudia piano, lo que complementa con sus ya habituales lecciones de solfeo. Con el fin de las vacaciones a la vuelta de la esquina, Triana está deseando volver a sus clases de canto. Mientras tanto sigue trabajando por su sueño: seguir subida a los escenarios y hacer de «su quejío de serie» una marca musical.

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