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El Sevilla barre al Stuttgart y ya es el mejor de la Champions

el 20 oct 2009 / 20:18 h.

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Frédéric Kanouté lucha por el control del balón con Sami Khedira.

El Sevilla acaricia ya su clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones. Y lo hace demostrando una superioridad tal que hasta en partidos como el de ayer en Stuttgart, donde lo llegó a pasar mal, es capaz de sacar recursos y terminar goleando.

Squillaci se convirtió en la gran figura del encuentro al marcar dos de los tres tantos de su equipo, ambos a balón parado, y Jesús Navas le acompañó como goleador de un equipo, el de Manolo Jiménez, que por ahora no tiene rival en esta fase de grupos de la Liga de Campeones.  

Y eso que lo pasó mal, pero el Stuttgart, que sólo marcó de falta y con 0-3, fue inocente como un cubo. Justo cuando peor lo pasaba, el Sevilla logró poner el partido a su favor con su primer zarpazo. De haber encontrado a un adversario con más pólvora, las cosas podrían haber sido muy distintas. Cuando Squillaci cabeceó un centro de Adriano, previo saque de esquina en corto, los apuros eran continuos. Hasta que se diluyó, la conexión entre Kuzmanovic -objetivo nervionense este verano-, Hleb y Cacau fue un martirio para el equipo de Jiménez, al que sólo la bisoñez de los alemanes a la hora de la verdad salvaba momentáneamente.       

Era un Sevilla otra vez con novedades, unas obligadas y otras por decisión técnica. Las primeras tuvieron como principal protagonista a Lolo, titular en el centro del campo junto a Zokora. El canterano tardó en entrar en calor y no jugó con cierta cómodidad hasta el 0-1. Pero fue a más.

Drago y Squillaci formaron pareja de centrales nueva respecto a la Riazor, y Adriano ocupó el costado izquierdo, aunque durante poco tiempo, ya que se marchó lesionado a los 36 minutos. Arriba, Kanouté y el esperado Luis Fabiano. El brasileño protagonizó las dos únicas llegadas del Sevilla -sin contar el gol, fruto de una jugada de estrategia- en toda la primera parte.

Pero también duraría poco, hasta el descanso.Ni él ni Kanouté crearon demasiado peligro, en gran medida porque las bandas no martillearon como otros días hasta que Perotti -sustituyó a Adriano- y Jesús Navas aparecieron para bien en la segunda parte.

El conjunto alemán salió a por todas pese a su mal momento y el Sevilla sufrió para tener la pelota y hasta para armar contragolpes. El Stuttgart le obligaba casi siempre a jugar de espaldas o a tocar la pelota más de una vez antes de lanzar los ataques. No se sintió cómodo el conjunto nervionense hasta el gol de Squillaci, insuficiente para demoler la tocada moral del equipo entrenado por Markus Babbel, que, pese a todo, se dejó la piel en el campo.

La gran diferencia estuvo en la pegada. Mientras los alemanes, que tuvieron muchas y claras ocasiones, intentaron marcar de todas las formas posibles, el Sevilla, con menos, fue más efectivo y hasta acabó goleando. de pode a poder. Luis Fabiano se quedó en vestuarios en el descanso. Jiménez sacó a Duscher y situó a Perotti como media punta. El mediocentro, lesionado tras el partido de Valencia, volvía a jugar.  No es la primera vez que se sitúa junto a Zokora porque ya lo había hecho en verano.

Lo inusual era ver al Sevilla con un solo delantero centro, aunque Perotti no tardó en reforzar la apuesta de Jiménez. Cayendo a banda izquierda, el argentino volvió a demostrar su calidad con un centro que Lehman despejó mal y dejó muerto en área  para que Jesús Navas hiciera el 0-2 (55’).  

Sigue creciendo Perotti. En Riazor no estuvo bien, pero en Stuttgart demostró que tiene unas condiciones excelentes. Su fútbol de regate en seco y cambio de ritmo amargó la vida a Osorio, al conjunto alemán en general, impotente ante un Sevilla que le destrozó a base de zarpazos. El tercero llegaría en el minuto 71, segundo del equipo a balón parado -centro de Drago-  y también de la cuenta particular de Squillaci, bastión defensivo siempre junto al serbio y clave en la victoria.

Elson, también gracias a una falta pero en su caso directa y que se coló por la escuadra, marcaría el gol del honor para el Stuttgart, rendido ante un Sevilla superior que golea como sin nada y que acaba haciendo de sus malos momentos sobre el césped meras anécdotas. 

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