La búsqueda del central se ha convertido en el gran caballo de batalla de los fichajes sevillistas. Se pretende la contratación de un tipo de futbolista muy concreto que aporte lo que en su día fueran capaces de aportar hombres como Pablo Alfaro, Javi Navarro y Squillaci.
Emir Spahic, central bosnio de origen croata y montenegrino del Montpellier que está a punto de cumplir 31 años, tiene semejanzas con ellos, empezando por la experiencia -es capitán incluso de su selección y su carrera ha transcurrido entre Croacia, Rusia y Francia, y siguiendo por su cartel de futbolista duro y contundente, lo que le ha convertido en uno de los mejores de Francia. El Sevilla negocia por él, según publicó ayer Marca.
El propio Pablo Alfaro llegó al Sevilla con 31 años. De vuelta de todo, había abandonado la disciplina del Mérida para emprender la aventura griega en el Iraklis hasta que una salvadora llamada del club de Nervión le devolvió a la élite durante cinco temporadas. El resto de la historia es de sobra conocida.
La historia de Javi Navarro es parecida, aunque llegó un poco más joven, con 27 años, procedente del Elche. Eso sí, con las rodillas castigadas debido a las lesiones que le habían impedido triunfar en el Valencia y le habían obligado a pasar por el quirófano en varias ocasiones. Era un fichaje de alto riesgo... y salió bien.
Squillaci, el otro futbolista con el que se ha comparado la posible llegada del bosnio, era un futbolista de un perfil más alto cuando fue fichado en 2008 para apuntalar una defensa huérfana de contundencia desde que Javi Navarro se lesionara un año antes. Tenía 28 años y le avalaban sus pasos por el Mónaco y el Olimpique de Lyon. Su fichaje, al contrario que los dos anteriores, supuso un importante desembolso para el club, que tuvo que abonar a los franceses casi siete millones de euros.
Barato
Curiosamente Squillaci cerraba las puertas del Arsenal a Spahic el verano pasado. El central del Montpellier negociaba con los gunners y tenía casi cerrado su pase por unos cinco millones de euros, pero Wenger apostaba por el entonces sevillista y tenía que quedarse un año más jugando en Le Championat, donde ha vivido una temporada bastante irregular, marcada por una sanción de 12 partidos por propinar dos codazos en dos partidos distintos a dos rivales.
Su cotización ha bajado desde entonces y ahora el club de Nervión negocia su fichaje por dos millones, cantidad perfectamente asumible por el plan de choque económico trazado por los rectores sevillistas, que todavía tienen margen de maniobra para seguir reforzando al conjunto de Marcelino García Toral.
