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El Sevilla pierde la cabeza ante un Barça superior

El Sevilla no dio la talla ayer ante el FC Barcelona, que se escapa en el liderato de manera irremisible. Jiménez planteó un partido a la defensiva pero todo le salió al revés. Eto'o marcó pronto y cuando su equipo tuvo que atacar, no supo. Entonces lo remató Messi. Foto: EFE

el 15 sep 2009 / 19:08 h.

El Sevilla no dio la talla ayer ante el FC Barcelona, que se escapa en el liderato de manera irremisible. Jiménez planteó un partido a la defensiva pero todo le salió al revés. Eto'o marcó pronto y cuando su equipo tuvo que atacar, no supo. Entonces lo remató Messi.

La derrota minutos antes del Madrid en Getafe dotaba al partido de un atractivo especial. Un triunfo le valdría al Sevilla para dormir segundo y acabar la jornada en puestos de Champions, de los que lleva fuera -mayormente por el average- desde que perdió con el Málaga a finales de octubre. Para el Barça, ganar en Nervión era tanto como poner la directa hacia el título, pues dejaría al Madrid a seis puntos y al propio Sevilla, a ocho, lo que no es poco cuando sólo se ha cumplido el primer tercio de torneo.

El caso es que, pese a que el miércoles tuvo jornada Champions (2-5 en Lisboa), Guardiola puso a su once de gala en el Sánchez Pizjuán, sabedor de la tremenda trascedencia del choque. Jiménez, con la baja de Jesús Navas, no podía hacer lo mismo, y quizá por ello retocó en exceso su once, pues además de dar entrada a De Mul por el palaciego, puso a la dupla Fazio-Maresca en el medio campo y borró de un plumazo a la que habitualmente viene siendo habitual, formada por Duscher y Romaric.

Demasido respeto el que mostró este temeroso Sevilla ante el Barça, al que esperó muy atrás para tratar de sorprender con juego directo y balones largos. Pudo hacerlo Luis Fabiano (9'), pero su remate se fue alto. No pasó lo mismo con el posterior de Eto'o (19'), quien aprovechó a la perfección un mal cruce de Fernando Navarro para fusilar a Palop con potencia y precisión.

Apenas se había cumplido un cuarto de partido y todos los planes de Jiménez, desbaratados, aunque el Sevilla tiró de raza y del buen hacer de Adriano, Luis Fabiano y Kanouté para meter el miedo en el cuerpo a los culés. Si el empate no llegó antes del descanso fue porque el larguero se cruzó en el camino de Kanouté.

La segunda parte, sin embargo, descubrió las carencias sevillistas, que son muchas para un equipo que quiere aspirar a lo máximo. Jiménez fue dando entrada, progresivamente, a gente de refresco en ataque: primero, Capel, luego Romaric y Renato, pero el balón no había manera de quitárselo al Barça y a Víctor Valdés no le llegaron con peligro una sola vez. No funcionó nada en las filas nervionenses y, para colmo, Messi aprovechó la lesión de Squillaci (que obligó a Fazio a jugar de central) para sembrar el caos entre la zaga y el meta local y rematar la faena con dos goles que dejan muy clara la diferencia actual entre los dos equipos.

Encima, Luis Fabiano perdió la cabeza en los compases finales y, por soltar el brazo en la cara de Busquets, vio una roja directa que le va impedir jugar contra el Real Madrid. En fin, que con la llegada de la alta montaña el Sevilla vuelve a mostrar esas dudas que nunca había disipado del todo esta extraña temporada. Seguir el ritmo del líder parece, hoy por hoy, fuera de su alcance, pero las otras plazas de podio están igual de cerca... o de lejos, según se mire.

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