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El sevillismo toca la gloria continental en Eindhoven

El 10 de mayo de 2006, en Eindhoven, es por siempre una fecha inolvidable para el sevillismo. Un rotundo 4-0 ante el equipo inglés del Middlesbrough hizo al equipo de Juande campeón de la Copa de la UEFA.

el 24 feb 2010 / 09:26 h.

En la salida hacia Eindhoven con Francisco, Sanjosé, Oliveros y Álvarez, destacados futbolistas del Sevilla FC.

Locura por una entrada. La explosión de júbilo del jueves de Feria de Sevilla con el gol de Antonio Puerta en el descuento al Schalke, que llevó al Sevilla a la final de Eindhoven, se convirtió en locura colectiva del sevillismo en busca de un viaje y una entrada para la final doce días después en Holanda. Una final continental era algo impensable cuando muy cerca quedaban aquellos años de penalidades del sevillismo y la afición no quería perderse aquel acontecimiento.

No había tiempo que perder. El reparto de entradas fue el primer problema porque todos querían estar presentes en la final. El viaje, otro añadido, por la escasa capacidad del aeropuerto de Eindhoven y el número considerable de aficionados españoles e ingleses presentes en la cita. Se habilitaron aeropuertos cercanos de Holanda y Bélgica y así y todo aquello sería un caos, especialmente en el regreso.

Había ilusión en el sevillismo. Se respetaba al Middlesbrough, pero se sabía la superioridad del equipo de Juande Ramos que sobre todas las cosas era un conjunto muy fiable y en un momento extraordinario de moral y juego. Con todo esto, un contingente importante de periodistas tomamos el camino hacia tierras holandesas para vivir un acontecimiento sin precedentes para el fútbol sevillano como una final de la Copa de la UEFA.

Radio Sevilla preparó a todo su equipo y se añadieron los compañeros de Madrid que en Eindhoven harían programas especiales como El Larguero con José Ramón de la Morena, presente en tierras holandesas con todo su equipo, y Manolo Lama en la retransmisión del partido por Carrusel Deportivo en el Philips Stadium. Nos alojamos el lunes 8 de mayo en un hotel ubicado en un bosque impresionante, tipo casa rural, llamado Ruwenberg. Allí sólo había naturaleza en su máxima expresión.

Eindhoven tenía poco que ver turísticamente. Una ciudad que vive casi exclusivamente de la multinacional Philips y que vería por sus principales calles y plazas una inundación de aficionados sevillistas ávidos de ver ganar a su equipo una copa europea. La noche previa al partido estuvimos presentes en la cena oficial, donde hubo nada menos que 120 periodistas acreditados junto con los dirigentes sevillistas y sus invitados y más tarde presentes en el programa de José Ramón de la Morena en Eindhoven y donde asistió el presidente José María del Nido y el presidente y secretario general de la Liga de Fútbol Profesional.

Al término de la cena, tras las palabras del presidente del Sevilla FC, José María del Nido, cerraba quien esto escribe las intervenciones, en nombre de mis compañeros de medios de comunicación, por la sencilla razón de ser el más veterano. Aún recuerdo el final de aquellas palabras, "espero que esta copa de cava que hoy levantamos como brindis, sea una premonición de la que mañana levanten al cielo de Eindhoven los jugadores del Sevilla". Había aquella noche en el ambiente junto a los nervios propios de quienes tanto se jugaban, un tufillo de seguridad en que la Copa de la UEFA se iba a venir para Sevilla.

Programas especiales. Los programas especiales que se iban haciendo aquel 10 de mayo desde las calles y plazas con los aficionados contrastaban con la paz y silencio de los estudios que teníamos en nuestro hotel. Llegó la hora de decir adiós al bosque y meternos en el bullicio de los alrededores del estadio para, tras pasar las barreras de seguridad que imponen siempre los grandes acontecimientos, acceder al puesto de comentarista. Nos íbamos encontrando a cada paso con aficionados y amigos.

Coincidimos con Pablo Alfaro y el doctor Escribano buscando su puerta de entrada y nos hablaron de la moral y confianza que tenía el equipo. Los técnicos del club que habían seguido al equipo de Steve McLaren nos dieron sus impresiones. Estaban muy seguros de la victoria por la superioridad sevillista pero ya se sabe que a un partido todo puede pasar. Habían llegado las autoridades autonómicas, locales y nacionales para estar en el palco de honor. El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín.

Desde Madrid viajaron los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, el vicepresidente del Gobierno de España, Pedro Solbes, y el secretario general para el Deporte, Jaime Lissavetzky. Como un aficionado más estaba en su localidad el que fuera alcalde de Sevilla, Manuel del Valle, así como el presidente de los Empresarios Andaluces, Santiago Herrero. Citar a todos los que vimos y saludamos aquella tarde sería llenar las páginas del periódico.

Dicen que en el campo había 10.000 aficionados sevillistas. Ahora bien, quizás por cómo fue el marcador, la contundente victoria de 4-0, lo único cierto es que aquella noche holandesa en el Philips Stadium sólo se veían los colores rojiblancos sevillistas y los cánticos de una afición que botó de júbilo como jugadores, presidente y los Príncipes cuando el Sevilla llevaba al centro del campo la Copa de la UEFA que iba a significar el primer eslabón de los éxitos que seguirían años después en la magnífica trayectoria del equipo adiestrado por Juande Ramos.

Juande, el artífice. Una página dedicada a glosar aquella efeméride que tendrá siempre letras de oro en las páginas del club de Nervión quedaría huérfana si no estuvieran los nombres de aquellos jugadores que fueron capaces de lograr aquella histórica victoria a las órdenes del entrenador Juande Ramos. Palop, jugó en la portería. Daniel Alves, Javi Navarro (capitán), Escudé y David fueron los defensas; Martí y Maresca, los centrocampistas de la zona ancha. Las bandas para Jesús Navas y Adriano (Antonio Puerta). Saviola (Kanouté) y Luis Fabiano, los delanteros. Luis Fabiano, Kanouté y dos veces Maresca fueron los goleadores.

Algunos ya no están porque el tiempo es siempre quien dicta el camino. Javi Navarro, David, Martí y Maresca son un claro ejemplo. Otros pasaron de forma fugaz, caso de Saviola. De Daniel Alves queda su fútbol generoso y a veces hasta increíble, su progresión y el dinero que dejó en las arcas del club, y otros, para hacer más gloriosa la historia, su marcha a los cielos: Antonio Puerta. Los demás siguieron ganando títulos y aportando mucho al actual Sevilla FC.

La vuelta a Sevilla fue para algunos un caos, para otros una odisea y los que tuvimos la ocasión de hacerla más tarde, una hora antes que el equipo sevillista y los dirigentes, un motivo para ver cómo se iba llenando de aficionados el itinerario que iba hacer el equipo por las calles, hasta el Ayuntamiento, la Puerta Jerez y el Sánchez-Pizjuán finalmente, con un colorido y un ambiente excepcional con todos en la calle esperando vitorear a los jugadores que habían conquistado para su club la primera Copa de la UEFA.

Me gustaría hacer una reflexión sobre el partido de Eindhoven. Han pasado algunos años y el Sevilla de forma brillante fue sumando títulos a sus vitrinas. Ahora bien, creo sinceramente, quizás por ser el primero, quizás por cómo se había llegado después de años de penuria y sufrimientos, que aquel título lo vivió la afición con una intensidad muy superior a los otros cuyos méritos y reconocimientos fueron tan intensos como el de aquel 10 de mayo de 2006 en la ciudad holandesa de Eindhoven. Dicen que Eindhoven es una ciudad de enorme luz por fabricar allí sus lámparas la Philips. Pues bien, aquella noche la afición sevillista tuvo otra luz mucho más intensa que fue la que le proporcionó su equipo cuando levantó su capitán Javi Navarro la Copa de la UEFA.

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