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El solar de la cárcel de La Ranilla atrae a indigentes

Los vecinos de la calle Mariano Benlluire denuncian que personas sin hogar han comenzado a montar sus chabolas en los antiguos aparcamientos correspondientes a los funcionarios de la prisión. Temen que sea "un reclamo" que atraiga a más sin techo. Foto: Javier Cuesta.

el 15 sep 2009 / 04:14 h.

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Nuevo foco de indigentes en el solar de la cárcel de La Ranilla. Los vecinos de la calle Mariano Benlluire denuncian que personas sin hogar han empezado a montar sus chabolas en los antiguos aparcamientos correspondientes a los funcionarios de la prisión. Temen que sea "un reclamo" que atraiga a más sin techo.

La demolición de la prisión provincial Sevilla I ha dado paso a un amplio solar muy apetecible para los colectivos de indigentes. Mientras comienzan los trabajos de construcción del nuevo complejo donde irá la futura Jefatura de la Policía Local y otros espacios como un parque verde para los residentes de la zona, los vecinos de la calle Mariano Benlluire, próxima al recinto, han visto cómo desde hace unas semanas han ido llegado varias personas sin techo -hasta el momento en grupos reducidos- en busca de cobijo.

El lugar más demandado, aseguran los vecinos, es la entrada principal de la cárcel, que aún se mantiene en pie. Allí, bajo las uralitas de las plazas de aparcamientos de los funcionarios de prisiones, se levantan dos chabolas de cartones y tablas. Los residentes se quejan del ruido que hacen por las noches, en las que organizan "fogatas", quemando plástico, cables y colchones: "La humareda es tremenda", explica el dueño del bar de Mariano Benlluire, situado frente al solar derribado.

Pero la situación no es nueva. Los residentes relatan que los primeros indigentes asomaron a la zona "antes de las elecciones [por los comicios generales y andaluces]". "Entonces -prosiguen- ocuparon una caseta de obras que, provisionalmente, dejaron los operarios encargados en la mejora de las calles. Tenían que volver a hacer nuevos arreglos".

Durante este tiempo que quedó sin actividad, un grupo de sin techo se hacinó en la caseta de obras "con total impunidad y comodidad", pues, explican los vecinos, que hasta llegaron a tirar un cable a la farola pública más cercana para disponer de luz eléctrica por las noches.

Los residentes temen ahora que la zona se convierta en "un reclamo" para los indigentes que deambulan por la ciudad y, en unos meses, lleguen a tener hasta "una promoción de chabolas adosadas" en el barrio.

Cerco policial. Por su parte, según fuentes municipales, el Ayuntamiento tiene previsto medidas de seguridad para evitar la ocupación ilegal de la parcela durante el desarrollo de las obras del parque y los nuevos equipamientos de La Ranilla.

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