En 1999 la exposición Velázquez y Sevilla, que se celebró en el Monasterio de Santa María de las Cuevas, puso de relieve por primera vez en la ciudad cómo una oferta cultural de nivel es capaz de convertirse en un potente motor turístico. Los balances posteriores concluyeron que al menos 75.000 personas se desplazaron a la capital hispalense sólo para conocer esta muestra. Ahora, 14 años después, agencias de viaje y hoteleros confían en que Santas de Zurbarán: Devoción y persuasión ayude a salvar una temporada que no termina de levantar el vuelo debido a la crisis económica.
El presidente de la asociación de agencias de viaje de Sevilla, Antonio Távora, afirmó ayer a este periódico que esta propuesta cultural puede ser muy interesante siempre que se publicite en las principales ciudades que aportan visitantes a Sevilla, como son Madrid, Barcelona, Valencia y el resto de Andalucía. Las referencias que tomamos son las de la exposición que se hizo sobre Velázquez hace unos años. Recibimos miles de visitas de fuera, con lo que implica de movimiento económico para la ciudad, señaló. A su juicio, lo importante es que cuando termine, se abra otra y se sigan programando. El gerente de los hoteleros sevillanos, Santiago Padilla, asevera que la exposición responde a los parámetros que siempre han reclamado a la administración local, con contenidos, fundamentos, proyección y presupuesto para promocionarla. Aunque todavía cree precipitado pronosticar el número de reservas que puede atraer esta exposición, sí reconoció que este tipo de eventos moviliza ahora menos que en otros momentos. No obstante, destacó que es una obligación de las instituciones llenar de contenido esa gran bandera de Sevilla como ciudad para el turismo cultural.
El antiguo convento de Santa Clara, sede de Santas de Zurbarán, también constató ayer el gran número de turistas que han desembarcado en la ciudad en estos días. De hecho, en la primera jornada de puertas abiertas de la exposición, se desbordaron todas las previsiones y, llegando a formarse colas en la puerta. Lo que sí sorprendió a algunos visitantes fueron los horarios del espacio, que abre de martes a domingo de 10.30 a 14.00 y de 17.30 a 20.00 horas. Y es que no es habitual que las grandes instituciones museísticas cierren a la hora de comer, aunque es cierto que Santa Clara no es un museo. También hubo quejas por la inflexibilidad horaria. Muchos turistas se quedaron ayer sin ver a las mártires de Zurbarán porque la taquilla cerró unos minutos antes de las 20.00 horas.
