Si este año se cumple el 25 aniversario de la muerte de Antonio Mairena, 2009 será el I centenario de su nacimiento, fecha clave para propuestas con la perspectiva que el tiempo presta a la investigación. Hace ya más de medio siglo del disco Cantes of Antonio Mairena with Manuel Morao guitar y casi otro tanto que aparecía el libro Mundo y formas del cante flamenco, escrito al alimón con Ricardo Molina; el primero se grababa en Londres, el segundo lo editaba la Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset, y ambos significaron el punto de partida para una nueva valoración del flamenco y lo flamenco, como antes lo habían sido la obra de Demófilo y el concurso granadino de 1922.
En Mairena tuvo el flamenco dos figuras: la del cantaor, maestro en todos los palos, y la del reivindicador. Dio cánones y lo hizo poniéndoles su voz, su talento y el saber teórico que en ese momento tenían él y Molina. Su cante quedará para siempre, como el de Carusso o María Callas y, como de Hammurabi, siempre habrá de decirse que fue el primer codificador; la investigación es, sin embargo, un proceso no intuitivo sino acumulativo y en él ya hace mucho que se desechó la regla escolástica del principio de autoridad. A partir de ahí no habría que seguir diciendo lo que dijo sino atreverse, como él, a seguir incorporando apoyos críticos a este rasgo de identidad. De identidad andaluza.
Antonio Zoido es escritor e historiador
