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El viaje postrero del almirante

La Fundación Nao Victoria celebra los 115 años de la llegada a Sevilla de los restos de Colón

el 20 ene 2014 / 21:40 h.

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15414688El 19 de enero de 1899, tal día como anteayer de hace 115 años, los restos de Cristóbal Colón arribaban a Sevilla a bordo del navío Giralda procedentes de La Habana, en el que sería el cuarto y último viaje del largo peregrinar de los huesos del descubridor del nuevo mundo desde que falleció en Valladolid el 20 de mayo de 1506. En aras de realzar la relevancia para la historia de la ciudad de la figura del primer almirante de las Indias, la Fundación Nao Victoria conmemoró este lunes la efemérides de la llegada de sus restos a Sevilla con la realización de una ofrenda floral ante el mausoleo de Colón de la Catedral, acto que contó con la presencia del alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, del presidente de la citada fundación, Juan Salas, y del descendiente del descubridor y duque de Veragua, Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosábel. Antes de su definitivo y postrero viaje transoceánico a tierras sevillanas, los restos del primer almirante de las Indias fueron exhumados y cambiada su morada en varias ocasiones. En 1509, tres años después de su muerte, sus huesos fueron trasladados por vez primera a Sevilla y depositados en la capilla de Santa Ana del monasterio de Santa María de las Cuevas. En 1544, por privilegio concedido por el rey Carlos I para que tanto el descubridor como sus descendientes pudieran utilizar como panteón familiar las capillas reales de los templos del nuevo mundo, sus restos se trasladan a la Catedral de Santo Domingo, en la República Dominicana. Dos siglos y medio después, en 1795, España se vio obligada, en virtud del tratado de Basilea, a dar a Francia su parte de la isla, por lo que se procedió de nuevo a la exhumación de los restos y a su traslado, el 19 de enero de 1796, a la vecina isla de Cuba, donde permanecerían hasta 1899. Con la pérdida de las últimas colonias de ultramar, España se plantea repatriar los restos del descubridor, respondiendo al sentir popular del que se hicieron eco varios periódicos de la época. Después de cruzar el Atlántico, los huesos del almirante fueron depositados en la cripta de los Arzobispos de la Catedral sevillana hasta su definitivo descanso en el mausoleo realizado por Arturo Mélida. Ante el portentoso catafalco catedralicio, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, agradeció a Colón, “a su talento, sus viajes y a la situación estratégica de la ciudad”, el que Sevilla se convirtiera en un “escenario fundamental para la colonización del nuevo mundo y del comercio”. “Esta ciudad que marcó tanto su vida y sus proyectos le estará eternamente agradecida y mantendrá viva su memoria siempre”, remarcó el alcalde. Por su parte, el duque de Veragua agradeció el “homenaje” a su antepasado que “comenzó en Sevilla su descubrimiento, aunque partiera desde el puerto de Palos de la Frontera”. Ante la necesidad de contar con un puerto amplio y con capacidad de suministrar a los barcos de la flota, Colón eligió Sevilla como punto de partida de sus siguientes viajes, convirtiendo a la ciudad “en centro y origen de todas las expediciones que partieron a las Indias”, precisó el descendiente del descubridor. Por último, el presidente de la Fundación Nao Victoria, Juan Salas, anunció que ha presentado un proyecto de rehabilitación de las Reales Atarazanas tanto a la Junta de Andalucía como al Ayuntamiento, sin recibir contestación. Así, apostó por la rehabilitación de los astilleros medievales pero “con la menor intervención posible” y por una proyección holográfica “recordando lo que ha sido Sevilla en la historia”.

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