Ya decían los matemáticos que, en rigor, dos más dos son cinco. Lo ha demostrado el acuerdo sobre financiación suscrito esta semana con el voto favorable de las comunidades gobernadas por los socialistas y con la abstención de las que gobierna el PP, a excepción de Ceuta y de Canarias. El PP intentará sacarle votos a lo que denomina como una chapuza de ZP aunque haya matizado su posición final respecto a sus primeras reacciones. De la libertad de voto a la abstención y, lo que es más significativo, sus cargas de profundidad se dirigen ya sólo contra el tripartito catalán, sin mencionar a Andalucía a la que Cristóbal Montoro también puso al principio a bajar de un burro.
Mariano Rajoy presagia desde Almería una oleada de victorias conservadoras al sur de Despeñaperros. Quizá se hayan dado cuenta de una vez por todas que ningún caballero puede pretender el amor de una dama tirándole piedras: y eso es lo que llevan haciendo desde hace décadas los populares, empeñados en salvarnos a los andaluces de nuestra supuesta condición de pesebreros de una región subsidiada. ¿Nos enviarán, a partir de ahora, gardenias y bombones en vez de lamentos de Sánchez Dragó?
Su diana sigue puesta en Manuel Chaves, por la ayuda oficial a la empresa Matsa en la que trabaja una hija del ex presidente de la Junta. La precipitación de Génova al presentar una querella criminal ante el Supremo por este asunto es lo que les ha llevado a sostenerla y no enmendarla, cuando quizá hubiera sacado más tajada real de este contencioso si hubiera elegido a tal fin la vía administrativa, menos lucida, eso sí, para los titulares mediáticos. Ventilador del caso Gürtel, el asunto le ha quitado a Chaves sus cinco minutos de fama por el éxito del acuerdo sobre financiación, que él ha muñido a conciencia. O quizá la culpa la tenga el propio vicepresidente tercero del Gobierno central por haber aceptado ese tercer puesto en el escalafón monclovita.
Dejará la secretaría general del PSOE en 2012. Por lo que José Antonio Griñán, de ser candidato a la presidencia de la Junta, no tendrá al partido en sus manos. Ya le ocurrió en su día al propio Chaves, que tardó lo suyo en hacerse con los mandos en Andalucía. Sólo que, a su favor, jugaba que conocía mejor los mimbres del partido de lo que los conoce su sucesor en la Casa Rosa. Como el PSOE no se haga una piña y trate mejor a IU de lo que el PP ha tratado a Andalucía, lo mismo el año del bicentenario de la Constitución de Cádiz, Javier Arenas logra por fin ser campeón.
