Economía

Emprendedores en época de frenazo

A pesar de los datos desalentadores, de las subidas del paro, del IPC y de las dificultades para acceder a la financiación, las oportunidades que nacen de cualquier crisis son aprovechadas por emprendedores valientes que, en ocasiones, dejan de lado una actividad segura para embarcarse en su propia empresa.

el 15 sep 2009 / 08:18 h.

A pesar de los datos desalentadores, de las subidas del paro, del IPC y de las dificultades para acceder a la financiación, las oportunidades que nacen de cualquier crisis -de hecho, en el idioma chino, la palabra se aproxima a aquel significado más que al de gravedad y dificultad- son aprovechadas por emprendedores valientes que, en muchas ocasiones, dejan de lado una actividad segura para embarcarse en su propia empresa.

Y como cualquier organización más o menos compleja dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos, es una tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión, esfuerzo y un plus añadido de buen ojo para entrar en el nicho adecuado de mercado y llenar el hueco de las necesidades de los potenciales clientes de la empresa. En la mayoría de los casos, a los emprendedores que empiezan su aventura en época de desaceleración les pueden más las ganas de trabajar por cuenta propia que las dificultades con las que se van a encontrar en el camino.

Cada emprendedor -por una especie de instinto de supervivencia- tiene que salir a buscar oportunidades. Pero estas coyunturas positivas no se presentan de forma clara y peculiar, sino que el trabajo y el análisis deben imperar por encima de cualquier impulso y no siempre se cuenta con la base necesaria. De hecho, no todos los emprendedores que comienzan su andadura en el mundo de los negocios tienen la formación adecuada para hacerlo. Así, además de los procedimientos contables -la búsqueda de financiación para el local, la inversión en materiales...- hay que sumar una serie de trámites administrativos que, en la mayoría de los casos, retrasa la hora de que el negocio eche a andar de forma efectiva.

Lo que sí parecen tener claro los emprendedores de hoy día es que la diferenciación es la clave del éxito: el ofrecer algo distinto a lo que ya existe en el mercado. Ése es el empuje con el que cuentan. Lo que denominan "valor añadido". Esta especialización puede darse en cualquier sector, como saben los que montan un negocio después de conocerlo como asalariados: desde la hostelería o la consultoría, hasta la ingeniería, pasando por pequeños negocios como una clínica veterinaria. Ahí reside otras de las ventajas de los emprendedores: en este campo, como en todo lo relacionado con la I+D, cuentan con más ayudas.

Otro de los momentos en que un emprendedor decide saltar la línea de la comodidad es cuando se produce un punto de inflexión en su parcela de negocio. Empresarios que de un día para otro ven que si no cambian el chip se quedan fuera. Éste es el caso de Ramón Laguna, que busca refundar su compañía para posicionarse en el tejido empresarial y asesorar a empresas medianas en mala racha. El problema al que sabe que se enfrenta es muy claro: "Más que crisis real lo que existe es pánico generalizado". Para evitarlo: "hay que enseñar a pararse a pensar soluciones".

  • 1