Cultura

Enrique Morente regresa a sus raíces con cantes por derecho

el 23 nov 2009 / 20:27 h.

Al cantaor Enrique Morente le divierte "ser creativo", es decir, que cuenta más "embustes" que el mítico Pericón, por eso tampoco hay que creerse mucho que su último disco, Flamenco en directo, lo haya hecho porque su mujer le dijo que "la tarjeta" tenía menos dinero "que uno que se está bañando".

Morente, que a sus 67 años lleva casi medio siglo de carrera, puede presumir en su vida de cosas como ser el único capaz de cantar los "49 palos y medio" del "jondo"; de ser el primer flamenco al que "piratearon" un directo para hacer un disco -un "cutrelux" de los sesenta-; de ponerle jipíos a las letras de Picasso o de grabar con Lagartija Nick y barrer entre "los modernillos".

Pues con todo y con eso, "el padre de Estrella Morente" no tenía entre sus 23 grabaciones -de las más ortodoxas a las más vanguardistas- ni un solo álbum de directos.
Flamenco en directo, desde hoy a la venta, contiene nueve cantes grabados en vivo en Cádiz -con casete-, Granada y Cartagena, entre los años 1992 y 2008, en el formato clásico de voz y guitarra acompañado de sus habituales: Juan y Pepe Habichuela, Rafael Riqueni y David Cerreduela.

A las alegrías, soleares, serranas, granaínas, tientos, fandangos, malagueñas y tangos, todos en una pista, se añaden dos versiones de unas nanas dedicadas a los niños y las madres "que sólo tienen moscas" y que grabó en el estudio que el cantaor tiene "en la cocina" de su casa, en su Granada natal, en compañía sus hijos, Estrella, Soleá y Enrique, y de varios niños, entre los cuales se encontraba su nieta Debla.

El cantaor Morente ha querido incluir en el disco estas "nanas protesta" porque no quiere olvidarse "de lo que pasa" en el mundo, aunque alguien pueda decir que utiliza "la desgracia en su beneficio" propio. "Me da igual, quería cantar a quienes no tienen quien les cante", asevera granadino de manera bastante rotunda.

El grueso del disco, que en su versión para iTunes incluye, además, el Aleluya de Leonard Cohen y una soleá con Juan Habichuela nieto, son "temas sin peinar", a lo "ha salío lo que ha ‘salío'", con la autenticidad de lo irrepetible pero con un sonido muy actual porque él, concede Morente a los "clásicos" de su gremio, no tiene "la voz del disco de pizarra".

"La ventaja de este trabajo -y ahí vuelve a sacar otra vez el genio Pericón que tanto le caracteriza- es que está hecho en una semana". Y lo explica: "Son cosas que tenía guardadas debajo de la cama. Algunas no estaban tan bien de sonido como yo creía, y, como no quería hacer algo cutre, se han quedado fuera. Supongo que por ahí habrá cosas buenas también", aunque, tal y como explica a modo de chascarrillo, no piensa poner "un anuncio" para conseguirlas. Morente puede estar orgulloso de que su nombre "atraiga" a los nuevos flamencos y enamore a los de raza, a los más puristas.Ahora que, por fin, ha hilao sus carnés y ya lo tiene "todo en regla" sólo le falta "el de identidad de artista" pero ya no cree que se lo den, bromea una vez más.

El miedo escénico que sentía antes está superado, pero la carne se le sigue poniendo de gallina porque, subraya, "a quien no le pase eso es que no transmite".

Afirma que él es, antes que nada, músico y que si escribe letras es porque no le queda "otro remedio". Después de decir esto, hay que preguntarlo: ¿Improvisa mucho en el escenario? "A la fuerza, no tiene mérito", y se "descacharra" de risa con su ocurrencia sabiendo que, a buen seguro, su nuevo trabajo encontrará el respaldo de los anteriores.

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