El Foro de Infraestructuras y Servicios, que preside Aniceto Zaragoza, celebra hoy en Sevilla una jornada sobre la Racionalización de inversiones en infraestructuras y servicios en tiempos de escasez para abordar el sector de la obra pública en estos momentos de crisis.
-¿Pasa la obra pública por el peor momento en décadas?
-Es una de las situaciones más duras que padece en los últimos 25 años. Todavía más si tenemos en cuenta que las políticas del Gobierno central y de las administraciones regionales en los primeros años de la crisis económica estuvieron enfocadas a fomentar la inversión en la obra pública como medida anticíclica. Así, la bajada que se produce en estos momentos se nota mucho más. Es un cambio relativo dramático y algunos subsectores relacionados con la obra pública lo están pasando aún peor.
-La obra pública en Andalucía era fundamental para abordar la Segunda Modernización, por la cuestión de la vertebración del territorio. ¿En qué debe priorizar la Administración?
-Pocos países en el mundo tienen un stock de capital público tan grande. En los últimos años se ha acometido una transformación absoluta del transporte en nuestro país que nos ha colocado a la cabeza en la extensión de las vías de transporte en el mundo. Se sospechaba que esa transformación tenía un límite y la crisis ha acelerado su llegada a él, pero hubiera pasado de cualquier manera. Este tipo de infraestructuras se demandan por dos cuestiones. La primera procede del tráfico de personas y mercancías y la segunda tiene que ver con la cohesión social, que es demandada por los territorios. Estas últimas demandas han presionado en la viabilidad económica. Ha primado lo de que todos y todo es igual, pero es absurdo que se haga un puerto marino donde no hay costa o un aeropuerto donde no hay aviones. Esto ha dado lugar a sobredotaciones y muchos de estos planteamientos se han puesto en entredicho. Estas infraestructuras tienen que tener una rentabilidad económico-social.
-¿Qué papel juega la confinanciación en estos momentos?
-Si observamos los retos a los que nos enfrentamos como país, vemos que en los próximos años los presupuestos van a ser muy restringidos. En este contexto, las únicas obras que se podrán hacer serán las que tengan sentido y en la que se pueda establecer la colaboración público-privada. España tiene una ventaja. Es líder en estas colaboraciones porque cuenta con seis de las diez empresas más grandes del mundo en el sector y eso hay que ponerlo en valor. Pero para que se ofrezcan, la crisis financiera se tiene que tranquilizar. Hasta que no se abra el grifo no se van a poder ofrecer soluciones.
