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Espadas cumple con las cuotas

El PSOE presenta un equipo paritario y con todas las agrupaciones.

el 13 oct 2010 / 12:27 h.

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El equipo de Espadas tomó nota de uno de esos pequeños errores que tuercen las estudiadas estrategias electorales de los partidos y que se acaban convirtiendo en símbolos de una precampaña que, de momento, no escapa de los lugares comunes. En septiembre, Juan Ignacio Zoido presentó su reducido equipo de campaña. Quiso reflejar su apuesta por rostros conocidos y su austeridad. Cinco personas, cuatro de ellos concejales y su jefe de prensa. Todos hombres. Un mes después, los socialistas escenificaron ayer su respuesta en el Muelle de la Sal: 36 personas, paridad, la directora municipal de Igualdad y un dirigente de Juventudes Socialistas en primera línea; representantes de todas y cada una de las agrupaciones, sólo dos concejales, y sólo uno en representación del grupo municipal, y un escenario junto al río, con música y micrófonos de solapa que refleja que los "medios económicos imprescindibles" para rebajar los niveles previstos de abstención y mantener la Alcaldía no van a ser escasos.

¿Y cómo organizar y coordinar una campaña entre 36 personas? La respuesta la dio el propio Juan Espadas. La imagen de ayer se forzó para mostrar un candidato completamente arropado por las bases y por el partido -tal vez otro intento de diferenciarse del Alfredo Sánchez Monteseirín de 2007-, pero en ella hay tres niveles. Por un lado, la estructura del partido, más implicada que nunca en una campaña compleja, cuyo resultado, esta vez sí, es exclusivamente su responsabilidad. Estaban todos: José Antonio Viera, Enrique Cousinou y Fernando Rodríguez Villalobos. Por otro lado, las agrupaciones con un estudiado reparto de cuotas: salvo en dos excepciones -Macarena y San Jerónimo, representadas por sus secretarios generales-, el resto tenían dos plazas: una para el secretario de Organización y otra para la secretaria de Igualdad. Su labor: organizar la campaña en sus respectivos barrios. Y, por último, el verdadero equipo de campaña, el núcleo de confianza de Espadas articulado en torno a Miguel Ángel Vázquez, Rosa Llacer, Lucrecio Fernández, Alberto Moriña y Carmelo Gómez -uno de los grandes ausentes de la foto de ayer-.

La presencia del ex edil en este equipo refleja el estudiado equilibrio de cuotas del PSOE. No sólo por agrupaciones, también por corrientes. Renovación y juventud -con representantes de las Juventudes Socialistas y el entorno de Espadas-; continuidad -con los concejales que han apoyado a José Antonio Viera en este mandato como Alberto Moriña, Joaquín Díaz, Teresa Florido, y Dolores Rodríguez-; y recuperación de figuras apartadas -como el propio Carmelo Gómez y Luis Navarrete que entra como cuota de la agrupación Cerro-Amate-. Pero todo en su justa medida.

"Esto no tiene nada que ver con la lista electoral que se presente en enero. Son cuestiones independientes", se esforzó en aclarar el propio Espadas. Una afirmación cuestionable. Al margen de los nombres que puedan repetirse en la lista electoral, que previsiblemente los habrá y son varios, el reparto del equipo de campaña sigue la misma receta que el partido quiere aplicar en su candidatura: el núcleo de Espadas y del PSOE provincial completado por el tradicional reparto de cuotas entre las distintas agrupaciones de la capital que esta vez tendrán incluso más voz para reclamar sus puestos: toda la campaña se está levantando en torno a ellas.

Los motivos son varios. Desde la relevancia de rostros conocidos que introduzcan a un candidato muy falto de notoriedad en los barrios, hasta la necesidad de no apoyarse demasiado en la gestión de un gobierno con una imagen ya muy deteriorada como ha hecho el PSOE hasta ahora -aunque se ultime ya la anunciada cita entre Espadas y Monteseirín-, pasando por el gran reto que tiene que afrontar Espadas: frenar la abstención de sus bases, de sus votantes, de los militantes de sus agrupaciones. "Ésa es la clave, no sólo para el partido, sino para la democracia", resumió el propio Juan Espadas.

A la espera de las grandes propuestas -que Espadas vinculó ayer a la participación de personalidades de la sociedad civil cuyo apoyo busca desde hace meses-, la precampaña son de momento símbolos como la imagen de ayer, o como el coche eléctrico en el que llega el candidato a sus actos, o como el nuevo lema: un juego de palabras que enlaza Juan Espadas con Es Sevilla 2011. Y mucho ruido de insultos y críticas cada vez más personales. El entorno del candidato socialistas insiste en que quiere huir de eso, en que no llamará a nadie "carroñero" como ha hecho Antonio Rodrigo Torrijos; ni elevará demasiado el tono. Ése es al menos su mensaje público, al menos hasta que el PP no centre oficialmente toda su estrategia en él y acabe recurriendo al mismo discurso agresivo al que han acabado aferrándose tanto el alcalde, como el secretario general del PSOE, José Antonio Viera, o incluso el portavoz del grupo socialista, Alberto Moriña.


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