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España asume el mando de Europa con unas nuevas normas de juego

El Gobierno será el primero en poner en funcionamiento el Tratado de Lisboa.

el 30 dic 2009 / 21:42 h.

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Una orquesta toca con los fuegos artificiales, con motivo de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.

El Gobierno español asumirá desde mañana, 1 de enero, la presidencia semestral de la Unión Europea (UE), decidido a que las nuevas reglas de funcionamiento de que se ha dotado Europa tengan éxito, aunque sea al precio de ceder protagonismo y perder réditos internos.

"No va a ser una presidencia nacionalista, sino europeísta", dejó claro en Bruselas el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en la presentación del programa del semestre ante la prensa internacional. En su cuarta presidencia de la UE, España se enfrenta a lo desconocido, con un Parlamento Europeo renovado en junio, una Comisión ejecutiva aún no instalada y un nuevo tratado, que ha visto la luz hace apenas unas semanas después de ocho años de accidentada gestación.

El Tratado de Lisboa, que entró en vigor el 1 de diciembre pasado, introduce importantes cambios en la maquinaria europea. Para empezar crea una presidencia estable del Consejo Europeo, la institución que agrupa a los veintisiete jefes de estado o gobierno, lo que constituye una verdadera revolución, y refuerza los poderes del cargo de Alto representante para la política exterior y de seguridad común.

Los gobernantes europeos ya han elegido para esos cargos al democristiano belga Herman Van Rompuy y a la laborista británica Catherine Ashton, respectivamente, pero no ejercerán plenamente sus funciones hasta el semestre español. Según adelantó Moratinos, el "acuerdo de caballeros" alcanzado consiste en que Van Rompuy presida no sólo las reuniones formales e informales que celebre en Bruselas el Consejo Europeo, tal y como estipula el nuevo tratado, sino también las cumbres con terceros países que tengan lugar en España, con el presidente del Gobierno español a su lado cuando lo considere conveniente. "Sin renunciar a nuestra responsabilidad, queremos que sean ellos quienes impulsen y representen a Europa. Habrá coordinación, complementariedad y contarán con todo nuestro apoyo", señaló. José Luis Rodríguez Zapatero aseguró en Bruselas que espera que el periodo de presidencia española ayude a superar la indiferencia de la ciudadanía respecto a Europa. "No hago distinciones entre el interés español y el europeo", dijo en una charla.

Gestión compartida. Aunque Van Rompuy y Ashton serán a partir de ahora, cada uno a su nivel, los rostros de la UE, el nuevo tratado no ha eliminado las presidencias rotatorias que ejercen por turno los gobiernos de los países miembros. De la presidencia semestral seguirá dependiendo la coordinación y gestión de la actividad política y legislativa cotidiana. Los representantes españoles no presidirán ni las cumbres -lo hará Van Rompuy- ni el Consejo de Relaciones Exteriores -se encargará la baronesa Ashton-, pero sí todos los demás consejos. Destacan entre ellos, por su influencia, el Ecofin (Economía y Finanzas) y el de Asuntos Generales, que está encargado de la coordinación horizontal y la preparación de la agenda de los líderes. Los españoles también presidirán el Comité de Represen- tantes Permanentes donde los embajadores precocinan todas las decisiones de los Veintisiete. La presidencia española sentará precedente a la hora de establecer numerosas prácticas del nuevo sistema que no están claras ni escritas en ninguna parte.

Pero además de dar forma e impulso a la nueva Europa nacida del Tratado de Lisboa, Zapatero buscará reorientar el modelo de crecimiento europeo -energías limpias y más innovación y tecnología-, en sintonía a lo que planea implantar en España, para salir de la crisis económica. Otra de las aspiraciones del Gobierno es reforzar la imagen de unidad de Europa en el exterior ya que el papel secundario de la UE en la reciente cumbre del clima en Copenhague, unido al fracaso de la misma, obliga a una reflexión. Y es que buena parte de los retos a los que España se enfrentará durante estos seis meses estarán ligados a la política exterior y de su resolución dependerá el éxito o fracaso de su presidencia.

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