Marc Gasol palmea el balón ante la mirada de Felipe Reyes. Foto: EFE.
A pesar de que el triunfo por 32 puntos ante Senegal ilustre un partido de octavos de final sin baches, España se encontró por primera vez en este Mundial con un encuentro en el que tuvo que hacer ciertas correcciones para resituarlo en el rumbo adecuado. La exhibición ofensiva de la primera fase en Granada había retrasado la valoración sobre el nivel defensivo del equipo, pero ayer el examen ya no pudo dilatarse más y Juan Antonio Orenga tuvo que pedir algo más de intensidad bajo los aros y en la contención del ataque africano.
Cierto es que el triunfo jamás pareció estar en cuestión, pero la impresión después de los diez primeros minutos era que los lindes entre uno y otro equipo estaban más cerca de lo que en un principio se esperaba.
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