La empresa venta y mantenimiento de extintores situada en la calle Amor de Sevilla, Nocfo, se fundó en 1952. Es la primera firma contraincendios que se abrió en la capital hispalense. Su dueño actual, Simón Torregrosa, el hijo de su fundador, paga por el local algo más de 200 euros pero, desde el próximo 31 de diciembre, el dueño podría exigirle una cantidad muy superior. «Aún no me ha comunicado el nuevo alquiler, pero estamos subsistiendo de forma brutal porque cada vez hay menos trabajo, así que no sé cómo vamos a salir hacia delante si el alquiler sube», lamentó el empresario a este periódico. «Con la crisis, el cliente sólo quiere que bajemos los precios y los impuestos, en cambio, no paran de subir, así que la subida de las rentas antiguas es un palo más para el trabajador autonómo», denuncia Torregrosa. Pilar, responsable de la administración de loterías junto a la basílica del Gran Poder de Sevilla, es otra de las empresarias afectadas por el fin de los alquileres con rentas antiguas por la aplicación de la Ley de Arrendamiento Urbano de 1994. Pilar y su familia son los dueñas de esa administración de loterías y del bar El Sardinero, establecimientos en alquiler por los que paga algo más de 400 y 500 euros, respectivamente. «Entre seguros sociales, impuestos como el IVA y ahora el alquiler, no nos da para todo. Ya estamos muy apurados, así que esperamos una moratoria de cinco años para que dé tiempo a que vuelvan los buenos tiempos, si no vamos a tener que cerrar el negocio», sentenció Pilar, con una plantilla en el bar de ocho personas. «La recuperación económica no llegó para nada. No sabemos qué vamos a hacer porque cada vez se complica más la tarea de cuadrar las cuentas. Y ahora si suben el alquiler, será un obstáculo a superar más. En vez de ayudarnos, los responsables políticos nos ponen más chinitas en el camino y así no vamos a poner levantar cabeza», apostilló Pilar tras defender el papel del empresario y emprendedor en la sociedad y su importancia a la hora de crear empleo.
