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Esta vida es de tebeo

El mito de que el dibujante de cómic se muere de hambre es injusto: no se muere. De hecho, para matar a estos artistas hay que clavarles un lápiz muy afilado en el corazón.

el 15 sep 2009 / 18:48 h.

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El mito de que el dibujante de cómic se muere de hambre es injusto: no se muere. De hecho, para matar a estos artistas hay que clavarles un lápiz muy afilado en el corazón. No porque sean vampiros (que los habrá, como en todas las profesiones), sino porque con las penalidades, las fatigas, la falta de vitaminas y las cáscaras de las ilusiones rotas se les ha ido encostrando el cuerpo hasta constituir una especie de exoesqueleto, como las tortugas. Un caparazón que les priva del eterno descanso, aunque estén en las últimas. El arte es así. Inmortal. Y eso que parecía que el cómic no respiraba desde mediados de los ochenta.

Paco Cerrejón, el director de orquesta del IX Encuentro del Cómic y la Ilustración que se está celebrando a todo trapo en Sevilla, estaba encantado con la idea de El Correo: construir con viñetas un reportaje que explicase cómo les va, qué sienten, qué padecen, cómo pagan la luz, cómo cobran su esfuerzo y por qué (pese a todo) siguen porfiando contra la realidad como si fuese una batalla que se pudiera ganar. Como para todo tenían respuesta, han decidido ofrecerla de tipo coral: Javier Garrón, Irene Rodríguez, Abel Ippólito, José Luis Ágreda, Carlos Flores, Antonio Hitos y Alberto Rico se encargan de la defensa de este mundo lleno de quijotismo, belleza, arte y diversidad.

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