Cultura

Excelente puesta en escena

Obra: Un trozo invisible de este mundo. Lugar: Teatro Central, 13 y 14 de diciembre. Compañía: Producciones Cristina Rota/Teatro español. Texto: Juan Diego Boto. Dirección: Sergio Perís-Mencheta. Escenografía: Sergio Perís-Mencheta y Carlos Aparicio. luminación: Valentín Álvarez. Interpretación: Juan Diego Boto y Astrid Jones. Calificación: ***

el 15 dic 2013 / 09:09 h.

Para muchos actores es una tentación evidente trasvasar las lindes de la interpretación para adentrarse en el terreno de la escritura dramática o el de la dirección. En esta obra podemos comprobarlo por partido doble. Juan Diego Boto ya había demostrado sus dotes como actor, algo que en esta obra vuelve a corroborar con una actuación tan entregada como magistral. Pero no contento con eso ha querido también ser el autor del texto, y por desgracia en esas lindes no acaba de dar la talla. Todo lo contrario que Sergio Peris Mencheta, quien a pesar de ser conocido por diversos papeles televisivos como actor, aquí se hace cargo de la dirección y nos regala una excelente puesta en escena. La historia gira en torno a la problemática del inmigrante en países que, como el nuestro, forman parte de eso que se ha dado en llamar “primer mundo”. En ese sentido caber destacar el acierto de tratar el tema abordando distintos aspectos y situaciones, como la del exiliado político que huye de una dictadura (la de Videla en Argentina), el sudamericano que simplemente  intenta sacar a su familia adelante, o el del africano que huye de la miseria creyendo que en Europa encontrará el paraíso perdido. Todos ellos deben enfrentarse a una realidad muy distinta a la que esperaban encontrar, y lo que es peor, deben renunciar a sus raíces y sacrificar sus lazos afectivos, lo que les colma de tristeza y desarraigo. Y desde luego que todo ello se perfila en el texto con rotundidad y valentía, pero su tratamiento no acaba de abarcar la complejidad que conlleva. Y es que, en su afán por denunciar la trágica situación del inmigrante, Juan Diego Boto perfila un discurso un tanto maniqueo y efectista, que en ocasiones abusa de lo melodramático. Por otra parte la dramaturgia, concebida como una suerte de monólogos con un fuerte acento narrativo, plantea un ritmo irregular y un tanto denso. Salvo la primera pieza, en la que Boto representa el rechazo al inmigrante en la figura de un reaccionario defensor a ultranza del capitalismo, la obra adolece de una excesiva palabrería que alarga la escenas, haciendo que el discurso se vuelva  reiterativo y que los personajes caigan en el estereotipo. No obstante, la puesta en escena, con un tratamiento radical de la luz y la escenografía, así como un uso imaginativo del vestuario -fastuoso desde la sobriedad- dibuja un espacio escénico tan impactante como sugerente. De la misma manera, tanto Boto como Jones nos subyugan con una interpretación repleta de matices que alcanza momentos sublimes.

  • 1