Cultura

Éxito de público en la exposición de los lienzos de Sorolla

Pocas exposiciones han levantando en los últimos años tantas expectativas como la que el Museo de Bellas Artes acoge desde el pasado día 24 dedicada a Joaquín Sorolla. En la pinacoteca estarán, hasta el 29 de junio, los 14 grandes lienzos que pintó para la Hispanic Society de Nueva York.
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el 15 sep 2009 / 03:43 h.


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Pocas exposiciones han levantando en los últimos años tantas expectativas como la que el Museo de Bellas Artes acoge desde el pasado día 24 dedicada a Joaquín Sorolla. En la pinacoteca estarán, hasta el 29 de junio y por primera vez, los 14 grandes lienzos que pintó para la Hispanic Society de Nueva York.

Luego, tras continuar itinerando por Málaga, Barcelona, Bilbao y Madrid, la mejor colección que legó el pintor valenciano regresará a la gran urbe norteamericana donde volverá a reposar, ya restaurada, en las salas de la Hispanic Society, una institución que ya ha anunciado que "será muy díficil" que éstas obras vuelvan a salir de la Gran Manzana.

Por la ocasión única que supone contemplar estos 14 lienzos reunidos en Sevilla y en vista de las 150.000 visitas que preveen los organizadores y que van cumpliéndose con creces -con Bancaja a la cabeza-, el Museo de Bellas Artes ha instalado en su puerta una pérgola que dé sombra para mitigar el calor en las futuras colas que puedan llegar a formarse.

Pero además, la pintura de Joaquín Sorolla (1863-1923), que siempre fue comparado con Velázquez, va camino de batir un inesperado récord: superar en número de visitas a la exposición más vista de la historia de España, justamente la que el Museo del Prado acogió en 1991 sobre Velázquez, con 500.000 entradas. Sólo en Valencia, Sorolla, visión de España ha superado las 450.000 visitas.

La consejera de Cultura, Rosa Torres, señaló el día de la inauguración que Sorolla es de esos pintores que "están en los más altos pedestales de la crítica y también en el corazón del público", una afirmación que compartió con la nieta del pintor, Blanca Pons-Sorolla, quien ayer destacó la relevancia artística que tuvo su abuelo en vida pese a que durante buena parte del siglo XX, su obra "no haya sido todo lo bien entendida que debiera", por lo que consideró la exposición como"un inmenso regalo para su abuelo".

La exposición está formada por 14 paneles de gran tamaño, que fueron encargados en 1911 a Sorolla por el hispanista norteamericano Milton Huntington, para decorar una de las salas de la Hispanic Society, que fundó a principios del siglo XX con el objetivo de dar a conocer la cultura española en los Estados Unidos.

Esta sala, en un principio proyectada para ser una biblioteca, finalmente quedó convertida en la Sala Sorolla. Quienes hayan podido contemplar la muestra en su emplazamiento original, verán que la exposición que ayer llegó a Sevilla los ha situado de una forma diferente. Los cuadros -asegurados en 100 millones de euros- están colocados a una altura bastante baja, lo que, a juicio del presidente de Bancaja, José Luis Olivas, "permite resaltar la grandiosidad, el color y la proporción de las obras".

la obra de su vida. Durante el año 1912, Sorolla se dedicó a recorrer la geografía española captando imágenes típicas para darles vida luego con los pinceles y decorar así la Hispanic Society. En 1913 cambió de opinión y empezó a pintar los paneles directamente del natural; ese año hizo el monumental La fiesta del pan. Castilla. Durante el año siguiente realizó cinco paneles, Los nazarenos. Sevilla, La jota. Aragón, El concejo del Roncal. Navarra, Los bolos. Guipuzcoa y El encierro. Andalucía.

En 1915 pintó cuatro más, El baile. Sevilla, Los toreros. Sevilla, La romería. Galicia, y El pescado. Cataluña en el otoño. En el año 1916 sólo pintó Las grupas. Valencia; al año siguiente, 1917, hizo solamente un panel, El mercado. Extremadura. Entre noviembre de 1918 y enero de 1919 realizó El palmeral. Elche y, finalmente, ese mismo año 1919 pintó el último de los paneles durante los meses de mayo y junio, La pesca del atún. Ayamonte.

En total, una obra colosal que ocupó los últimos años de su vida activa; él mismo la consideró la obra de su vida, llamándola exactamente con ese nombre en distintos escritos que se conservan. El juicio sobre el conjunto que constituye la exposición organizada por Bancaja es que se trata no sólo de la obra más importante de Sorolla, sino también de uno de los más importantes conjuntos pictóricos de todo el siglo XX. Por su parte, Blanca Pons Sorolla destacó que esta exposición supone un reconocimiento al pintor, que nunca pudo ver esta colección expuesta ni reunida, ya que murió antes de poder viajar a Nueva York para verla.

En estas obras, Sorolla trabajó sin descanso para finalizar los catorce paneles, por los que recibió 150.000 dólares. En la colección, el pintor se dejó los últimos años de su vida ya que al finalizar, sufrió un ataque de hemiplegia en su casa de Madrid el 17 de abril de 1920, falleciendo tres años después, sin apenas disfrutar del nombramiento como profesor de colorido y composición en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1919), ni de la inauguración de su obra maestra en Nueva York, acontecimiento que tuvo lugar tres años después de su deceso y que, de algún modo, ligó profundamente al valenciano con la gran urbe de Norteamérica.

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