“Me parece que tratar de imponer la lectura como algo opuesto a otras cosas como internet es un error”. Ésta es una de las tesis que el filósofo y escritor Fernando Savater (San Sebastián, 1947) ofreció ayer en el marco de las Jornadas de Arte Contemporáneo que la Universidad de Sevilla organiza esta semana en la Real Maestranza.
El autor de La hermandad de la buena suerte se refirió asimismo a los datos que muestran el poco gusto de la juventud española por la lectura: “Cuando salió Harry Potter los niños hacían cola. Es decir, hay que dejarse llevar por el placer porque, si no, la literatura se convierte en un sucedáneo del aprendizaje”.
Además, se adhirió a una reflexión de Umberto Eco, quien según Savater “dice que no es verdad que los niños lean menos, sino que no lo hacen en el mismo soporte, porque, por ejemplo, chatear también es leer”. Y es que, “en cuanto todo el mundo le dice a un niño: ‘¡lee!’, automáticamente se asusta, porque se convierte en una obligación, no un placer”.
A lo largo de la conferencia dialogada –“para escuchar sin contestar ya tenemos a la televisión”, dijo–, el filósofo bromeó con su lugar como lector: “Cuando me dicen: ‘A mí también me gusta leer’, me siento como un alcohólico al que una señora que se toma una copita en Nochevieja le dijera: ‘A mí también me gusta beber”. No en vano, a pesar de haber publicado más de 60 obras, el ganador de premios como el Nadal o el Planeta, asegura, atribuyendo las palabras a Jorge Luis Borges, que “en la literatura, el verdadero orgullo está más bien en ser un buen lector; porque hay quienes se quedan con los detalles, con lo accidental, con lo absurdo”.
A pesar de ello, Savater desestima esa pregunta que tan habitualmente se le hace a los escritores: “¿Qué mensaje quería transmitir con su novela?”. De hecho, entiende que “la literatura es un poco como los chistes, o los pillas o no los pillas, porque no hay que explicar las cosas”. Así, en comparación con el otro género en el que ha destacado, el ensayo, el intelectual subraya que éste “es transitivo, porque lleva a otra cosa que no es él mismo, siempre está verificándose en algo que está fuera de él. Sin embargo, la literatura es intransitiva, el autor crea su mundo y no tiene que dar cuentas a nada, es él quien pone todas las condiciones”.
Fernando Savater también disertó sobre la mejor forma en la que un escritor se debe enfrentar al folio: “Hay quienes se toman a pecho la idea de que tienen que ser sublimes, lo que provoca que se agarroten y al final no escriban ni una sola línea”.
