Funcionarios de prisiones de la cárcel de Morón de la Frontera lograron parar el pasado domingo el plan que estaban ideando dos internos para secuestrar a dos trabajadores. Uno de los implicados, que responde a las iniciales P.A.M.R., y al que Instituciones Penitenciarias considera el cabecilla de la trama, fue trasladado el lunes a la cárcel de Huelva como medida de seguridad. Hay un tercer preso implicado en la trama, aunque desde la prisión consideran que fue "arrastrado" por los otros dos y amenazado para que participara en el secuestro en caso de llevarse a cabo.
Los hechos, que se desencadenaron el domingo, se remontan a varios días atrás. Los funcionarios que trabajan en el módulo de régimen cerrado detectaron indicios de que tres de los internos estarían planeando una operación para secuestrar a dos trabajadores que se llevaría a la práctica el pasado lunes. Desde Instituciones Penitenciarias aclaran que los funcionarios escucharon primero una conversación de dos internos que después corroboraron con otras averiguaciones. "El plan estaba en un estado incipiente, quizá no se hubiese llevado a cabo, pero los funcionarios tenían indicios de que podía ocurrir".
Uno de esos indicios eran los antecedentes del cabecilla, P.A.M.R., que ya participó en un motín en la cárcel valenciana de Picassent y en el que también se retuvo a varios funcionarios. Por estos hechos, ha recibido recientemente una condena a 21 años de prisión.
Ante la inminencia de los hechos, los funcionarios finalmente frustraron los planes de los tres internos el domingo. Ese día, el cabecilla fue trasladado a la prisión de Huelva y practicaron registros en las celdas del módulo de régimen cerrado, en la que se encontró material metálico, en concreto, pletinas que sirven de soporte a las televisiones de plasma que tienen en todas las celdas y que, afiladas, podrían haber sido utilizadas como armas blancas.
Según explica Instituciones Penitenciarias, los presos del régimen cerrado son "personas conflictivas con problemas de conducta y de convivencia pero no con una condena especialmente larga". De hecho, el ideólogo del plan, "el de más personalidad y carácter", hubiera tenido una condena corta de no ser por su participación en el motín de Picassent. El otro implicado, que permanece en la cárcel de Morón, le queda muy poco para terminar su condena y sólo tendrá una sanción disciplinaria por su participación en el secuestro frustrado. Ambos reclusos rondan los 30 años y fueron condenados por delitos de robo, robo con fuerza, lesiones y amenazas.
El objetivo que perseguían los presos al secuestrar a los funcionarios no está claro. No obstante, desde Instituciones Penitenciarias confirman que a veces no es necesario que tengan ningún fin en concreto: "Son personas inadaptadas, con poca educación y con pocos mecanismos para afrontar situaciones conflictivas y estas acciones son su respuesta ante la falta de salidas".
