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Gabriel Rojas renuncia a construir su hotel sobre el Carambolo

Ocho años después de que el constructor Gabriel Rojas comprase el cerro del Carambolo para levantar un hotel con vistas privilegiadas sobre Sevilla, las cautelas arqueológicas impuestas por Cultura han terminado por tumbar su proyecto.

el 15 sep 2009 / 15:50 h.

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Ocho años después de que el constructor Gabriel Rojas comprase el cerro del Carambolo para levantar un hotel con vistas privilegiadas sobre Sevilla, las cautelas arqueológicas impuestas por Cultura han terminado por tumbar su proyecto.

El recorte de metros aptos para la construcción (que se le hará llegar por vía oficial en unas semanas) es tal que no le compensa siquiera replantearse el hotel. Así lo ha transmitido a Cultura, y ahora le da vueltas a un edificio menos 'agresivo' que pueda servir de sede para alguna entidad.

Pero este aserto que parece tan diáfano nunca llegó con esta clarividencia al constructor, que en el año 2000 compraba con el beneplácito del Ayuntamiento de Camas los terrenos del cerro y anunciaba a bombo y platillo su intención de erigir un complejo hotelero con vistas privilegiadas sobre Sevilla. Nadie entonces, salvo algún técnico de la Delegación Provincial de Cultura y algún que otro arqueólogo, se llevó las manos a la cabeza. Simplemente, se asumió y el proyecto entró en la cadena burocrática de la Junta.

Cuando afloraron los muros de adobe, las calzadas de conchas marinas y los restos de altares de sacrificio, empezaron a inquietarse en Cultura y al promotor se le cambió por días la cara. Pese a todo, Gabriel Rojas pensó convertir la Arqueología en una virtud sabedor del plus de atractivo que le conferiría a su hotel el estar junto o incluso sobre un hallazgo de tamaña relevancia, confiando en que pasado y futuro podían ser compatibles.

Fue así como se gastó más de cien millones de las antiguas pesetas, lo que ningún otro promotor hubiese hecho, en investigar con todo lujo de medios el subsuelo de su terreno.

Las sucesivas campañas arqueológicas dejaron bien patente que la sede anterior del Tiro al Pichón, pese a sus terrazas hormigonadas, no habían logrado llevarse por delante el yacimiento, que milagrosamente seguía intacto en las entrañas del cerro. Y entre que se han digerido los resultados de las excavaciones y cubierto los restos para protegerlos de la intemperie, han pasado los años hasta que, ahora, con el 50 aniversario del hallazgo del tesoro quemándole las manos, Cultura se ha apresurado a solventar el desaguisado.

Lo ha hecho Bernardo Bueno, el delegado provincial, de modo oficioso, porque a estas alturas de la historia, como comprenderá el lector, a Gabriel Rojas no le queda el más mínimo interés por seguir tratando el asunto, hasta el punto de que admite, según cuentan en Cultura, que nunca se habría metido en este berenjenal de saber que sería, con diferencia, su inversión más arriesgada. Bernardo Bueno le avanzó hace ya unos meses el desenlace de la trama: que el hotel, como mucho, podría erigirse en una zona más retranqueada del cerro donde sus cimientos no horaden el más mínimo resto del yacimiento.

Rojas, que durante todo este tiempo ha estado con sus técnicos analizando la viabilidad de replantear el hotel en el espacio asignado, ha acabado arrojando la toalla, según fuentes de Cultura, a las que ha transmitido, también de modo oficioso, su renuncia a levantar el hotel al entender que no le resulta ni rentable ni apetecible colocarlo en el rincón que más o menos se le ha consignado.

Ese rincón, con sus coordenadas exactas, es lo que Cultura le trasladará en unas semanas (al menos es lo que se promete) por vía oficial. Tales parámetros fijarán al centímetro qué parte del cerro (la mayor) quedará blindada aunque siga siendo propiedad de Rojas, y qué otra sin potencial arqueológico es la que podrá usar a conveniencia.

Enterrado el proyecto del hotel, parece que el promotor está considerando la posibilidad de edificar algo de mucho menos entidad e impacto. Podría ser el sitio ideal para levantar un centro de interpretación sobre el Carambolo, pero es probable que el asunto vaya más en la línea de una sede para alguna entidad en relación con el Consistorio.

De todos modos, el promotor aguardará hasta tener la confirmación oficial de la Junta para obrar según considere oportuno. Y quizás sea entonces el momento adecuado para que Rojas le explique a la opinión pública su versión de los hechos, venciendo por una vez su reticencia para con los medios de comunicación. Porque contento, evidentemente, no está, y no le cabe duda de que las cosas podrían haberse hecho de otro modo y mucho más rápido, no ocho años después.

La concejal de Cultura de Camas, Amparo Hidalgo, explica que el cruce de competencias -la Junta, el propietario del terreno y el propio Consistorio- hace que "hoy por hoy no podamos hacer nada". Durante este tiempo, se ha hablado de poner en valor el yacimiento para hacerlo visitable o negociar una nueva ubicación para el hotel.

Ahora, cuenta Hidalgo, "está en nuestra mente construir un centro de interpretación" que estaría al amparo del Parque Cultural que la Junta planea para la comarca del Aljarafe y "en el que tenemos mucha confianza de que salga adelante", asegura la edil. Este proyecto pretende reunir bajo la misma figura de protección los yacimientos de Itálica, en Santiponce; el dolmen de Montelirio, en Castilleja de Guzmán; y el propio Carambolo.

Desde el Ayuntamiento, sin embargo, no descartan hallar una solución que permita revitalizar la zona y también que los ciudadanos puedan visitar los restos. "Nos interesan ambas cosas", asegura la edil de Cultura, "puede ser el hotel u otra cosa pero lo importante es que se construya algo que atraiga a los visitantes" hasta el pueblo, añade.

Y es que Camas continúa hoy peleando porque su nombre se vincule definitivamente al Tesoro del Carambolo. Pero también se encuentra en la tarea de superar su condición de ciudad dormitorio con la puesta en marcha de iniciativas que generen empleo y que la conviertan en un destino atractivo.

En esta tesitura, el futuro del yacimiento de El Carambolo divide también a los vecinos del barrio que lleva su mismo nombre y que ha visto cómo lo que hace años era un parque dónde los niños pasaban las tardes hoy es un páramo inhóspito que pocos se atreven ya a frecuentar.

Sin embargo, aunque unos prefieran que se construya un hotel y otros apuesten por un museo, un centro de interpretación o ambas cosas a la vez, todos coinciden en reclamar una solución definitiva a su estado actual.

La incertidumbre sobre el futuro del yacimiento impide saber también si se continuarán los trabajos de excavación que podrían descubrir nuevos restos de la presencia fenicia en el término de Camas.

en casa. Cuentan algunos vecinos que cuando se corrió el rumor de que había aparecido un tesoro bajo el suelo de Tiro Pichón -como se conocía al campo de tiro ubicado en el cerro- muchos se acercaron hasta la zona para presenciar un momento histórico. Sin embargo, pocos fueron los que tuvieron la oportunidad de ver con sus propios ojos el increíble hallazgo.

De hecho, las joyas -que son propiedad del Ayuntamiento de Sevilla por ser éste el que aportó en su día el dinero necesario- permanecen en la cámara fuerte de una entidad bancaria mientras que el Museo Arqueológico de Sevilla expone en vitrinas una réplica de las piezas.

Por fin, con motivo del 50 aniversario del hallazgo, el Consistorio camero obtuvo permiso para reproducir una de las joyas más emblemáticas del tesoro, el collar, que es el símbolo de la bandera de Camas.

A partir de ahora, la réplica -realizada en el taller de Marmolejo- se expondrá en el salón de plenos del ayuntamiento y podrá ser visitada por todos los vecinos y visitantes.

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