Era su primer acto del 28F como presidente andaluz y José Antonio Griñán no ocultó su emoción. "Hasta ahora es el acontecimiento que he vivido con más responsabilidad". Desde la tribuna del Teatro de la Maestranza de Sevilla, el jefe del Ejecutivo hiló un discurso de moderado optimismo que estuvo marcado, como no podía ser de otra manera, por la crisis. Para superar la tempestad económica hace falta voluntad ciudadana, volver a recuperar la confianza y cambios que pivoten sobre la educación, aseguró el presidente de la Junta. Los andaluces -dijo- deben creerse que pueden vencer la crisis. Para demostrar que es posible, evocó la hazaña que la comunidad llevó a cabo hace 30 años y que consagró una autonomía inesperada.
"La movilización del pueblo andaluz abrió un camino que nadie previó y que ha resultado ser una historia de éxito", recordó. Fue la "rebelión andaluza" de hace tres décadas la que construyó el Estado de las Autonomías, y ese "empuje", ese espíritu de "lucha y superación" debe ser ahora el mejor estímulo para afrontar los desafíos del futuro. "Tenemos que saber que con nuestro esfuerzo podremos salir pronto de esta situación. Eso también lo enseño el 28 de febrero: cuando queremos, podemos", añadió el presidente de la Junta.
Griñán reconoció que el millón de parados andaluces es el principal problema contra el que hay que luchar y se comprometió a encontrar soluciones. Su gabinete centrará sus energías en "acelerar" el crecimiento económico para crear nuevos puestos de trabajo. El objetivo inmediato de su Gobierno es "ayudar a los que peor lo están pasando" y, a la vez, "generar expectativas y oportunidades de futuro". Pero sostuvo que la acción del Ejecutivo será en vano si los ciudadanos no recobran la confianza. "Un pueblo sólo avanza cuando tiene confianza, y creo que podemos tenerla porque el futuro sólo depende de nuestra voluntad de conquistarlo". Es el mismo mensaje que repite constantemente en cada acto público.
ganar autoestima. Griñán apeló a ese "resurgir de la confianza" que proclamaba Blas Infante -este año se conmemora el 125 aniversario de su nacimiento en Casares- y que tiene mucho que ver con la "reafirmación de la autoestima", más necesaria ahora que nunca. Criticó esa "mirada ignorante y superficial" de quienes han alimentado el tópico del andaluz "perezoso y sin ganas de trabajar". "Gente que no sabe que lo contrario de alegre no es serio, sino triste". No hay un ser andaluz -opinó-, sino muchos "diversos", a los que les une un "deseo de apertura al mundo" y una "mirada universal". Es una sociedad "en la que cabe todo el mundo" y cuyo pasado emigrante hace que esta tierra acoja como "parte de sí misma" a extranjeros que buscan un provenir mejor.
El presidente de la Junta insistió en destacar el afán de superación del pueblo andaluz para combatir las dificultades. El mayor obstáculo de hoy es la crisis, que ha provocado "una depresión de las expectativas". Este momento debe ser, a su juicio, un "punto de inflexión" para que Andalucía siente bases "más firmes y duraderas". Según Griñán, una vez que pase esta coyuntura económica "pocas cosas podrán ser como antes", de ahí que reivindicara cambios en la manera de afrontar los retos del futuro. "Es cierto que no se sale de la crisis sin sacrificios, pero tampoco se sale cuando la sociedad no está preparada para nuevos desafíos, y Andalucía sí lo está", garantizó.
la educación: el pilar. "Mejorar" fue de las palabras más repetidas de su discurso -"el triunfalismo es paralizante", dijo- y el presidente tiene muy claro que los cambios deben buscar la "excelencia". En su alocución se vislumbraba el plan Andalucía Sostenible, que no mencionó expresamente, pero cuya esencia defendió. "Hemos de hacer mejor todo aquello que sabemos hacer bien, aquello por lo que ya se conoce a Andalucía", afirmó. Una vez más, Griñán definió la educación como el "arma más poderosa" para construir la sociedad del mañana. "La educación es nuestro proyecto de largo recorrido; el fundamental. Es la que hace que nuestros sueños merezcan la pena", manifestó.
Griñán consideró que Andalucía debe invertir en el que es su "mayor riqueza": los jóvenes, que constituyen más de la tercera parte de la población. Apostar por una formación de calidad y basada en el esfuerzo tiene que ser, según él, la mayor prioridad de la comunidad. Los 14 premiados de ayer son, para el presidente, el "reflejo de una Andalucía cualificada" que sirve de ejemplo y guía para los jóvenes.
Pero el jefe del Ejecutivo quiso ser prudente y aseguró que aún queda mucho por recorrer, un camino "que será largo y está erizado de dificultades". "Hay problemas que son acuciantes y no pueden esperar a mañana. Hay andaluces que ven nublado su futuro. Hay que mejorar, pero contamos con la fuerza para crecer", concluyó.
