En medio de las amenazas independentistas de Cataluña y de sus antagónicos, quienes pretenden recentralizar competencias, el presidente andaluz y presidente del PSOE federal, José Antonio Griñán, se ha erigido en el defensor de un modelo de Estado Autonómico que, según él, debe caminar hacia el "federalismo cooperativo". El reto más inmediato de Griñán es cambiar el sistema de financiación autonómica diseñado por Zapatero, cuya aplicación está perjudicando especialmente a Andalucía -la comunidad más poblada-, Valencia, Castilla-La Mancha y Canarias. Con el presidente canario, Paulino Rivero (CC), se reunirá hoy en Sevilla para forjar un frente común con el que presionar al Gobierno de Mariano Rajoy.
Esa alianza se trasladará a la Conferencia de Presidentes Autonómicos que se celebrará el 2 de octubre en el Senado. Hay otros dos asuntos cruciales que Griñán peleará en esta cita: un reparto del objetivo del déficit que no haga recaer el peso en las comunidades y que el Fondo de Liquidez Autonómico -al que acudirá inevitablemente- no requiera condiciones "extraordinarias". Andalucía reclamará que se revise una financiación que considera injusta porque alimenta las desigualdades y debilita la cohesión como país. En la aplicación del modelo, "Andalucía se ha situado por debajo de la media en percepción de recursos", advirtió Griñán la semana pasada. Canarias opina lo mismo. Ambos presidentes ya han tratado este asunto, pero la cita de esta mañana en San Telmo será también una demostración de fuerza frente a quienes ya están moviendo ficha para instaurar posturas más radicales.
La crisis y los recortes han puesto en cuestión el Estado Autonómico. Todos coinciden en que hay que revisarlo, pero en este difícil contexto surgen voces extremas. Cataluña ha pedido en voz alta la independencia. Su presidente, Artur Mas (CiU), será recibido por Rajoy el miércoles. Sobre la mesa está la reclamación cada vez más encendida del pacto fiscal. A Griñán le preocupan por igual las reivindicaciones independentistas de Mas como las posiciones recentralizadoras de la presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, que va a dejar el Parlamento autonómico en la mínima expresión, o de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que aboga por devolver competencias al Estado.
Pasos adelante. Andalucía, una vez más, ha sido la comunidad llamada a frenar las asimetrías en el Estado. Ya lo hizo el 28 de febrero cuando logró el café para todos y también cuando en la reforma de los Estatutos autonómicos actuó como el "muro de contención frente a los privilegios". Griñán dejó muy clara su postura en el pasado pleno del Parlamento: el Estado Autonómico debe dejar atrás la "fase de construcción" y pasar a la "fase de cooperación activa", explicó. Desde el PSOE-A avisan de que no tolerarán desigualdades territoriales. Su vicesecretario general, Mario Jiménez, instó a Rajoy y a Mas a que, durante su reunión, "estén todas las cartas sobre la mesa y no se negocie bajo cuerda, porque estamos ante una cuestión que nos afecta a todos". Exigió que el debate sobre la financiación sea "multilateral y transparente". En una entrada en su blog personal, Jiménez se mostró preocupado por que desde Cataluña "se enarbolen banderas rupturistas con el único propósito de tensar una negociación sobre financiación autonómica". A su juicio, este debate "se encuentra en estos momentos tensionado por dos fuerzas, aparentemente opuestas, pero que responden al mismo egoísmo". Jiménez aseguró que el presidente catalán "no quiere la independencia sino el dinero del pacto fiscal", mientras que al Gobierno del PP "le interesa elevar el tono de su discurso centralista".
