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Guiñol para la libertad de expresión

Tuve que escribir un artículo sobre la libertad de expresión, tres folios que no se publicaron porque la revista que lo pidió fue víctima de la "pinza".

el 14 sep 2009 / 21:57 h.

Tuve que escribir un artículo sobre la libertad de expresión, tres folios que no se publicaron porque la revista que lo pidió fue víctima de la "pinza". Han pasado doce años y mantengo un texto en el que distinguía entre el imperativo moral al que debe someterse el periodismo y el imperativo técnico, que es con el que algunos medios suplantan al primero sin valorar posibles daños. La conclusión todavía vale: los límites de la libertad de expresión debe ponerlos quien la ejerce para informar o difundir ideas propias o ajenas.

Parecerá una utopía, pero un ejemplo de estos días viene al caso. El presidente de la AVT, José Manuel Alcaraz, pronosticó las actividades de ETA en los próximos meses con una soflama que acaba culpando al Gobierno de lo que no ha ocurrido. El imperativo moral indica que debía ignorarse cuanto dijo porque sólo alimenta su odio particular y puede beneficiar a la banda terrorista, que es la enemiga de quienes pretendemos la paz; sin embargo, algunos medios le dieron amplio espacio porque servía para minar al presidente Zapatero con acusaciones merecedoras de cierta condena. En tales medios predomina ese imperativo técnico al que en ocasiones llaman búsqueda de la verdad, pero jamás la entretienen en constatar el enriquecimiento de Alcáraz desde que lo tienen de guiñol partidista.

Juan José Fernández Trevijano es periodista

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