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'Hice lo que tenía que hacer'

Pasó "mucho miedo" y sintió que la vida se le iba de las manos, pero Jesús Gómez Palacios, herido en un tiroteo durante el atraco a un supermercado de la Gran Plaza, volvería a actuar igual porque hizo "lo que debía". Eso sí, este año no comprará más lotería de Navidad: "Ya me ha tocado el gordo", dice. Foto: Antonio Acedo.

el 15 sep 2009 / 18:37 h.

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Pasó "mucho miedo" y sintió que la vida se le iba de las manos, pero Jesús Gómez Palacios, herido en un tiroteo durante el atraco a un supermercado de la Gran Plaza, volvería a actuar igual porque hizo "lo que debía". Eso sí, este año no comprará más lotería de Navidad: "Ya me ha tocado el gordo", dice.

No se siente "orgulloso" de lo ocurrido el 31 de octubre, cuando al descubrir que era policía uno de los atracadores inició un tiroteo en el que el ladrón perdió la vida y él recibió un tiro en el estómago, pero no evita recordarlo. "Arrepentimiento no tengo, porque hice lo que tenía que hacer y si me viera en la misma situación lo volvería a hacer", afirma.

Gómez Palacios, que ayer fue entrevistado en el programa Hoy por Hoy Sevilla de la Cadena Ser, admitió que tras el disparo el tiempo se paró, vio pasar su vida y mientras llegaba la ambulancia pensó que se moría, rodeado por su mujer y su hija. "Esto que me ha sucedido en mi vida me ha marcado, porque es una experiencia muy fuerte". El atraco duró "tres o cuatro minutos eternos", y más tarde se ha preguntado "cómo es posible que tenga uno tantas opciones de pensar, recapacitar, actuar" en ese rato.

Estaba pagando en la caja a la que se dirigió el atracador. "Iba con mi señora, acababa de llegar en AVE de Madrid y fui a comprar lotería de Navidad, que ya no voy a comprar más porque el gordo ya me ha tocado" dice, feliz por estar vivo. "El resto ya lo saben".

Recibió un tiro en el abdomen, aunque no aclara la secuencia porque "eso está en el juzgado". Sí recuerda que, más que sentir dolor, fue "como si cogen una barra de hierro al rojo vivo y te la meten en la carne: no es dolor, es que te arde, te quema. Hombre, dolor lógicamente, cuando te están quemando te está doliendo".

Salió de la tienda con el arma en la mano y notó "doblárseme las piernas poco a poco". Se sujetó el estómago, vio "que manaba sangre, poca, pero sangre", y se sentó en el suelo. "Miré al cielo, lloviznaba un poco, y en esos momentos ves tu vida. Cómo no vas a tener miedo". Parecía que tenía dos impactos de bala, porque había orificio de entrada y de salida. "Sentí muchísimo miedo, creí que me moría". No perdió el conocimiento, y no consintió en dormirse "porque pensé que si me dormía no despertaba, y yo me aferraba a la vida".

Gómez Palacios, que se declara "creyente a mi forma, practicante a mi manera", recuerda que en esos instantes críticos, rezó.

No vio al segundo ladrón "en ningún momento". "Luego lo habré pensado cuatro o cinco mil veces y yo vi pasar nada más que a uno, lo que no quiere decir que el otro no entrara o no existiera, pero yo vi a uno". Si se cruzaran, no le diría "nada". "Cuando una persona entra a un establecimiento con una pistola 9 milímetros parabellum montada y cargada, entra con todas las consecuencias. Por qué lo hizo sería conveniente que le preguntaran a él".

El delegado del Gobierno afirmó que su actuación salvó vidas, por lo que ha propuesto el ingreso de Gómez Palacios en la Orden del Mérito Civil, "un prestigio que tienen muy pocos policías". El año pasado ya había recibido la Cruz al Mérito con distintivo rojo, la más alta condecoración para un agente en vida, "¡y la de oro no la quiero, que ésa te la dan cuando estás muerto!", sentenciaba ayer.

El policía, que espera jurar como comisario el 22 de diciembre, revela que ya actuó en un atraco con rehenes la Nochevieja de 1980 en el Banco Bilbao de Reyes Católicos: "Me dejaron pasar los atracadores, detuve al atracador, le quité la pistola del 45 y acabé con cinco grapas en la cabeza".

No quiere cerrar la entrevista sin dar las gracias: al 061, a los cirujanos que lo operaron, a la tercera planta del hospital Virgen del Rocío, a la UCI del Hospital General, a auxiliares, celadores... "tengo grabado no cómo me trataron a mí, sino con qué dulzura trataban a todos los pacientes".

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