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Honores dedicados al Rey Santo

San Fernando volvió a recibir la veneración de los fieles tras un año sin la tradición.

el 22 ago 2012 / 21:16 h.

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La Catedral recuperó la tradición de la apertura de la urna de San Fernando tras un año de obras.

Quince meses llevaban los sevillanos sin poder contemplar el cuerpo incorrupto de San Fernando. Hasta la mañana de ayer. En su tradicional alarde de puntualidad, el Cabildo Catedral hacía coincidir el toque de las ocho y media de las campanas de la Giralda con el inicio de la eucaristía del último día de la octava dedicada a la Virgen de los Reyes, cuyo epílogo sería la apertura de la urna del Santo Rey para la veneración de todos los fieles.
Este rito no se repetía desde el 30 de mayo de 2011, coincidiendo con la festividad de San Fernando. Aunque la tradición manda que la urna debe abrirse en cuatro ocasiones cada año, las obras de rehabilitación que han mantenido la Capilla Real cerrada desde el pasado verano obligaron a suspender un ciclo completo de ellos. La norma indica que la apertura será dos veces en mayo -el 14 y el 30-, coincidiendo con el aniversario del traslado a Sevilla de estos restos y con la festividad del patrón, otra vez el 23 de noviembre, fecha en la que se conmemora la reconquista de Sevilla, y en las postrimerías de agosto, como cierre a los cultos de la Virgen de los Reyes.

Los sevillanos que se acercaban hasta la Catedral -unos dos centenares durante la eucaristía de primera hora, algunos menos después- eran conscientes de que el día de ayer significa la recuperación de un rito que la ciudad había extrañado durante todo un año. Así lo recordaba, Gumersindo Muñoz, que aseguraba pasar por el templo metropolitano cada vez que se abría la urna. "Yo vengo siempre que puedo, pero como sabrá hemos estado un año sin poder verlo por culpa de las obras", contaba. 

El perfil del sevillano que acudía ayer a la Catedral contrastaba con el aluvión de turistas, cámara en mano, que sorprendidos se topaban con los restos de San Fernando. Era lo último que imaginaban. La curiosidad, más que otra cosa, los invitaba a acercarse hasta la urna para contemplar de primera mano aquellos que a la distancia veían sus ojos. "No esperaba encontrarme esto, pero me ha parecido una tradición preciosa", explicaba Nuria, una madrileña de visita turística por la ciudad durante un par de semanas.

La nota de color de la mañana la ponían los cinco miembros del Regimiento de Guerra Electrónica número 32, con sede en la base de El Copero, que escoltaban a su patrón. Ellos regresaban ante él, como también lo hacían los sevillanos, para conmemorar el rito de honrar a San Fernando en un epílogo de los cultos dedicados a la Virgen de los Reyes. La ciudad cerraba así el júbilo de la devoción dormida de cada agosto.

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