Hasta seis personas están imputadas por un caso de presuntos abusos sexuales a tres menores, entre las que se encuentran los padres de las niñas, que se las intercambiaban, y sus madres, que supuestamente conocían lo ocurrido y no hicieron nada por evitarlo ni lo denunciaron.
Según fuentes del caso, los padres de las niñas son cuñados y entre ellos se intercambiaban a sus propias hijas para abusar de ellas. Ambos adultos fueron detenidos por la Policía e ingresaron en prisión tras pasar a disposición del juzgado de Instrucción que, ocho meses después, los dejó en libertado provisional.
Los hechos ocurrieron cuando las menores tenían seis y siete años y, según publicó ayer el diario El País, los abusos fueron descubiertos en mayo de 2008 cuando los profesores de las niñas, que actualmente tienen 9 y 10 años, detectaron indicios de malos tratos. Los abusos ocurrieron en un piso de la barriada de Los Pajaritos, donde las dos familias convivían. Allí los padres e incluso amigos de estos supuestamente agredieron sexualmente a las niñas a veces con la presencia de los hermanos de las niñas, que participaron en los abusos en alguna ocasión.
Tras alertar el colegio de las señales que las niñas presentaban, éstas fueron sometidas a un informe forense que reveló lesiones recientes provocadas por estas agresiones que, además, eran muy recientes. Fue entonces cuando el Servicio de Protección de Menores de la Junta declaró en desamparo a los ocho hijos de las dos parejas, prohibiendo a las familias acercarse a ellos.
El juez decretó el ingreso en prisión preventiva para los progenitores de las menores, que responden a las iniciales A.M.M. y J.M.P. y tienen de unos 40 años. Los dos están ya en libertad provisional a la espera de que se celebre juicio.
Las niñas tuvieron que acudir el viernes al juzgado para ratificar sus declaraciones. Una de ellas confesó que una de sus tías le obligó a escribir una carta en la que exculpaba a su tío e inculpaban a uno de los amigos de la familia.
Para que las dos niñas hayan podido prestar su testimonio ha sido necesario que varios psicólogos trabajasen con ellas, ya que debido a su corta edad podían mezclar los distintos episodios de abusos y los autores de los mismos. Las niñas han sido sometidas al programa para la valoración del testimonio de la asociación Adima, en el que durante un año han estado pasando diversas entrevistas.
El objetivo era que las niñas pudieran prestar un testimonio coherente y firme, ya que se trata de una prueba fundamental a la hora del juicio y de imponer las condenas a los supuestos autores. De hecho, en muchos juicios la única prueba que existe de los abusos son los testimonios de las víctimas y si éstos no son firmes se corre el riesgo de que el procesado acabe absuelto.
En este caso, para reforzar las declaraciones de las niñas hay un informe forense que detalla las lesiones y los abusos a los que fueron sometidas. Fuentes del caso llegaron a afirmar que los episodios que relataron tanto los médicos como las niñas era absolutamente sórdidos, asegurando incluso que nunca habían presenciado unas declaraciones tan "desagradables".
Las niñas fueron en más de una ocasión prostituidas y cuatro de sus hermanos incluso participaron en las escenas, en las que también había droga. Las madres supuestamente no lo impidieron.
