Quince meses después de su aprobación, el Ayuntamiento ha impulsado una modificación de la ordenanza que regula los servicios de coches de caballos. Los cambios afectan a una cuestión que ha provocado numerosas protestas del sector que han colapsado el tráfico de la ciudad -incluso llegaron a ocupar la Plaza Nueva-: la regulación de las cocheras municipales de Torrecuéllar. El Gobierno local introduce nuevas figuras inspectoras y sancionadoras en relación con el uso de este espacio impulsado por el Consistorio.
La ordenanza crea una nueva figura administrativa denominada el jefe de cuadras, encargado de detectar cualquier irregularidad. Además, los servicios municipales quedan facultados para revisar el estado de estas instalaciones en cualquier momento sin previo aviso. Las sanciones por las irregularidades -falta de limpieza, obras sin permiso, usar el recinto para dormir, introducir animales...- van desde los 151 euros a los 900, y pueden llegar a suponer la retirada de la licencia de circulación.
La ordenanza incluye además una regulación de los servicios de las cocheras. El sector ha denunciado que carecía de luz y agua en repetidas ocasiones. En el desarrollo de esta normativa se subraya que este mantenimiento es responsabilidad de los titulares de las licencias, ya que el Consistorio lo es únicamente de la limpieza, la jardinería y la vigilancia -entre otras funciones menores-, siempre sin gastar recursos municipales en estas actuaciones, que deberán ser sufragadas por la comunidad de propietarios.
La ordenanza fue aprobada hace sólo 15 meses. El portavoz del Gobierno local, Emilio Carrillo, explicó que las modificaciones se habían realizado para ajustarse a la situación de las nuevas cocheras municipales y para adaptar la normativa al nuevo marco legal de protección de animales. Sin embargo, el proyecto de Torrecuéllar lleva varios años encima de la mesa, y apenas ha habido cambios relacionados con la protección de los caballos.
No se ha modificado, sin embargo, el compromiso de instalar pañales en los caballos para recoger sus excrementos. El Consistorio sigue sin facilitar el modelo al sector y exigir su aplicación.
