El Betis se entrenó ayer hasta que el diluvio universal forzó a Pepe Mel a interrumpir la sesión. El aguacero redujo el entrenamiento a una hora en la que por lo menos se pudo comprobar que Isidoro está recuperado. El lateral se reincorporó al grupo, cosa que no pudieron hacer ni Juanma ni Belenguer, aún convalecientes de los problemas que les impidieron ser convocados el sábado. Sí trabajó Miguel Lopes, que en principio pugnará por reaparecer si no se resiente de la grave rotura muscular que sufrió hace un par de meses. De sus sensaciones depende.
Tras el trabajo habló Jorge Molina, que recalcó lo positivo del almuerzo del martes, en el que la plantilla conoció a todos los consejeros y los administradores concursales. "Nos explicaron cómo están las cosas, está bien reunirse para hablar cosas cara a cara", dijo. Lo mismo aportó Rubén Castro: "Estuvo bien para saber que todos vamos en un mismo camino. Salimos muy contentos, fue una comida especial para nosotros porque nos dieron confianza y tranquilidad", confesó.
