Italia está cansada de los políticos y mostró su descontento de la única manera posible: con una escasa participación en las elecciones generales. Ni el conocido Berlusconi ni la llamada al cambio de Veltroni convencen a los italianos, cuya participación era ayer del 48%. Además, hubo quejas ciudadanas en los colegios electorales.
La primera jornada de los comicios generales que se celebran entre ayer y hoy en Italia registraron un descenso de cuatro puntos con respecto a la cita con las urnas de hace dos años, donde se alcanzó en el ecuador electoral el 52,2%. Los analistas ya advirtieron de la posible bajada de la participación, debido al casi 30% de indecisos que se estimó entre los votantes, lo que podía traducirse en numerosas abstenciones.
Pero el malestar con la clase política no se tradujo sólo en la participación, sino que también hubo presencia de votantes que acudieron al colegio electoral para mostrar su enfado. En Sorrento, en el sur de Italia, un ciudadano, tras pedir la papeleta, la troceó y se la comió mientras explicaba que era un gesto "contra la política, que da asco y está envenenada". Los gestos fueron objeto de denuncia, ya que es un delito para el que se prevé una condena de hasta un año y medio de cárcel.
Por otra parte, una decena de miembros de la lista cívica Amigos de Beppe Grillo devolvieron el carné electoral, documento que hay que presentar para votar, a la sede de la delegación del Gobierno en Génova. De esta manera, explicaron, querían dar testimonio de que "muchos de quienes no van a votar no lo hacen por vagancia, sino por que la ley electoral es inconstitucional y las listas están llenas de candidatos con condenas". El conocido cómico Beppe Grillo, protagonista de una campaña contra los privilegios de la clase política, había instado a los italianos a no votar en señal de protesta.
Por lo demás, los comicios se desarrollan con tranquilidad y los candidatos respetaron el silencio electoral evitando hacer cualquier declaración. Los italianos pueden elegir entre 32 listas, de las que 15 presentan un candidato a la jefatura del Gobierno, pero sólo dos, las del progresista Partido Demócrata de Walter Veltroni y del conservador Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi, se disputan la victoria.
Berlusconi, al que los últimos sondeos que se publicaron hace 15 días dan como vencedor por una margen de cinco a ocho puntos, llegó solo a su colegio electoral en Milán, en el norte de Italia. Veltroni votó en la ciudad de la que es alcalde, Roma, acompañado de su mujer, Flavia, y de sus hijas Martina y Vittoria, que aún no puede votar al faltarle unos meses para cumplir los 18 años.
De todos modos, el primero en acudir a votar fue el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, que fue recibido con aplauso y muestras de cariño por parte de los ciudadanos. "No hagamos perder la concentración a quien vota", bromeó el presidente italiano, que ha sido objeto de una de las polémicas de la campaña electoral cuando Berlusconi, sugirió que tenía que dimitir.
De hecho, el magnate televisivo afirmó que si gana los comicios concederá la presidencia del Senado a la oposición sólo si dimite Napolitano, cuyo cargo es de siete años, y del que recordó su pasado comunista y le acuso de no haber sido neutral en los dos años que lleva al frente de la Jefatura del Estado.
sin móviles. En los colegios se acató con rigidez la nueva medida de dejar fuera de la cabina electoral teléfonos móviles o cámaras fotográficas para no poder demostrar a terceras personas a quién se ha votado y evitar así la compra de sufragios, algo de lo que se temía durante la campaña electoral. En este sentido, varios medios de comunicación locales informaron de que algunas personas fueron denunciadas por olvidar dejar fuera de la cabina electoral sus teléfonos móviles.
