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¿Itálica vuelve Itálica?

Cuando he leído en la Plaza Nueva un texto en el que Amalia Bulnes dice que no conoció el Festival de Itálica en Itálica el tiempo se me ha venido encima, me he dado cuenta del largo período de exilio padecido por uno de los eventos culturales de los años en los que Sevilla intentaba vestirse con nuevas ropas...

el 16 sep 2009 / 04:56 h.

Cuando he leído en la Plaza Nueva un texto en el que Amalia Bulnes dice que no conoció el Festival de Itálica en Itálica el tiempo se me ha venido encima, me he dado cuenta del largo período de exilio padecido por uno de los eventos culturales de los años en los que Sevilla intentaba vestirse con nuevas ropas, remitificarse en un nuevo presente con elementos del pasado y del futuro. He recordado, por ejemplo, una represtación de Edipo Rey en la que habían metido baza, además de Sófocles, José Luis Gómez, el griego Stavros Doufeixis, Enrique Morente y Agustín García Calvo.

Naturalmente tuvo lugar en el anfiteatro, un elemento tan importante de la obra como las aportaciones realizadas por cada uno de esos artistas. A partir de Grecia cada cultura fue levantando recintos escénicos -renacimiento, barroco, neoclasicismo?- que imprimían carácter hasta que en el siglo pasado a alguien se le ocurrió revitalizar los construidos en la antigüedad o los corrales de comedia y volver a realizar espectáculos en ellos: los teatros de la acrópolis ateniense, Taormina, Mérida, Sagunto, Almagro? y el anfiteatro italicense sirvieron de nuevo como marco para la representación, obviando estrechos criterios conservacionistas.

Este año el Festival volverá de su destierro a la ciudad de Escipión el Africano, pero, ¿se trata realmente de una vuelta si el espacio escénico en el que tendrá lugar es un el de un montaje efímero que nada tiene que ver con la antigüedad romana? Por esa regla de tres no habría hecho falta construir teatros durante siglos, ni decorar sus foyers, sus bóvedas o sus palcos. Devolverle a Itálica su festival debe llevar aparejada la decisión de devolver a sus espectadores el marchamo de autenticidad. Mientras no se haga sólo se habrá cambiado un exilio exterior por otro interior.

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