IU dio el primer paso a la renovación con una mano tendida al sector crítico. Cuatro meses después de ser apartados, Felipe Alcaraz, Willy Meyer y Manuel Monereo se reincorporaron a la Presidencia, que creó una comisión plural para organizar la asamblea que elegirá al sucesor de Llamazares.
La unidad se escenificó con la decisión de reponer de sus cargos a Felipe Alcaraz (Relaciones Políticas), Willy Meyer (Relaciones Internacionales) y Manuel Monereo (adjunto a Programa y Áreas), que fueron relegados de la Presidencia en diciembre. Su retirada supuso que el Partido Comunista se quedara sin sus tres miembros más relevantes en la dirección, lo que causó una brecha con su candidato electoral, Gaspar Llamazares, con el que el sector crítico nunca ha postulado.
Ahora, el fiasco electoral -ha pasado de cinco a dos diputados- propició el regreso de los críticos a la dirección, algo que fue calificado como "acto de justicia" por el propio Alcaraz. Pero no fue el único paso a la unidad que se dio ayer. La Presidencia Federal de IU aprobó una resolución que encarga a una comisión "unitaria y plural" la organización de la IX Asamblea y le asigna las competencias en materia de finanzas, administración y comunicación interna y externa hasta la renovación de la actual dirección.
La resolución establece que la comisión tendrá 18 representantes: cuatro de la actual dirección (Montserrat Muñoz, Antonio Cortes, Manuel Cámara y Javier Alcázar), tres del PCE (Marga Sanz, Miguel Ángel Gómez y Fernando Sánchez), uno del colectivo de Unidad de los Trabajadores y representantes de diez federaciones (Andalucía, Madrid, Asturias, Comunidad Valenciana, País Vasco, Cataluña, Castilla-La Mancha, Navarra, Aragón y Murcia).
Llamazares podrá participar cuando lo solicite o si le requieren los miembros de la comisión, que se creó con 43 votos a favor, dos en contra y cinco abstenciones. Esta comisión comenzará a funcionar mañana y tendrá que tomar acuerdos por consenso.
Llamazares dejó claro que no es una comisión gestora, sino de un órgano "de confianza" que organizará la asamblea, que tendrá "altas competencias" y que trabajará de común acuerdo con los órganos de dirección. En este sentido, remarcó que la "gestión política" sigue en manos de los órganos de dirección.
