Cultura

Javier Reverte: "La aventura es asomarte a lo que no conoces"

El periodista y escritor regresa a la literatura de viajes con El río de la luz, una apasionante crónica de sus periplos por Alaska y Canadá tras las huellas de los personajes de Jack London o Malcom Lowry, de la leyenda del pistolero Wyatt Earp o de los famosos y gigantescos osos grizzlies.

el 20 oct 2009 / 20:24 h.

Javier Reverte, viajero y escritor, sale en pos del Gran Norte en su último libro.

-¿Un buen libro de viajes debe parecerse a una novela, a una guía, a un diario, o a una mezcla de todo?

-A lo que menos debe parecerse es a una guía, que suele hablar de lugares meramente turísticos, hoteles, transporte, y en cambio dan pocas referencias de la Historia y la cultura. El libro de viajes es un género muy antiguo, desde los tiempos de Heródoto y en cierto sentido de Ulises. Puede aproximarse al periodismo, en él cabe la reflexión y la poesía incluso. La estructura se parece a la novela, por eso no todos los viajeros pueden escribir libros de viajes; de lo contrario, habría millones.

-Después de toda una vida escribiendo sobre África y Suramérica, parece que últimamente le ha dado por el norte. ¿Cansancio del sur?

-No, no es una cuestión geográfica. Yo de crío ya tenía intención de ir a Canadá y Alaska, al Gran Norte, por mis lecturas de Jack London. Elijo los destinos en función de la pasión que me despiertan, y jamás por el interés económico o la oportunidad. Me identifico mucho con África, sí, pero soy tanto de África como de Canadá. He ido tres veces, y quizá vuelva.

-Después de hacerse el Mediterráneo y el Amazonas, ahora recorre 750 kilómetros del Yukón. ¿Navegar, como decían los latinos, es necesario?

-A mí me gusta mucho, quizá por ser de tierra adentro. Y más navegar los ríos, que están hechos a nuestra medida, hay mucha presencia humana. Sin seres humanos no concibo un libro. Y nuestras vidas son los ríos, ¿no? Eso al menos dijo Manrique. Y el mar, el morir.

-Ya sea en el mar Egeo o en el Yukón, usted siempre persigue mitos. ¿Qué busca en ellos?

-Bueno, en Canadá la mitología es, salvo alguna historia de fantasmas en los bosques que viene de los indios, la aventura de la conquista del Oeste, la fiebre del oro. Pero hay allí una cosa fundamental: la Naturaleza, libre y poderosa.

-Y la literatura...

-Mi mitología y mi religión, no dañinas, son la Literatura. A otros les gusta ver al Papa en el Vaticano un domingo; a mí el hecho de cumplir 62 años en la isla donde Jack London estuvo retenido por los hielos me produce una gran emoción, como visitar el lugar donde se libró la batalla de Marathon o el Congo que inspiró a Conrad El corazón de las tinieblas. Es lo que busco y lo que trato de transmitir.

-¿Qué papel juega la aventura en el viaje, y hasta qué punto se relaciona aquélla con el riesgo?

-No identifico aventura con riesgo. Para mí aventura es asomarme a lo que no conozco. En eso se parece al amor, o a la literatura, que no en vano rima en varios idiomas con aventura. Dar el paso a lo que no conoces, incluso de ti mismo, de eso se trata. Si yo supiera lo que voy a poner en un libro, nunca escribiría. Sería un notario, que da más dinero.

-¿Cuáles son sus maestros viajeros?

-No soy lector de literatura de viajes, sí de novelas y de poesía. Me gustan los escritores que ocasionalmente cuentan viajes. No me gustan Chatwin ni Theroux, y sí por ejemplo Gide, Rilke, Goethe, Stendhal... El Cela de Viaje a la Alcarria me parece el más vivo de toda su producción, porque escribir sencillo es muy difícil. Me gustaría escribir como canta el agua, limpio, natural...

-¿Cómo es la mochila de Javier Reverte?

-Ropa usada, muy usada, que voy dejando por el camino, y voy comprando otra, ocasionalmente, de repuesto. Un pequeño necesser y un pequeño botiquín -aspirinas, antiinflamatorio...- que también dejo en el camino. Una pequeña cámara de fotos. Y sobre todo, cuadernos. Puedo perder todo, el pasaporte, el equipaje, pero si pierdo los cuadernos, pierdo el libro. La documentación suele ser un trabajo previo, y lo que voy comprando sobre la marcha me lo envío por correo a Madrid, para no cargar con nada.

-Usted nunca va a tener problemas con las líneas de bajo coste y sus restricciones.

-Siempre me sobra algo, pero he acabado aprendiendo que la maleta perfecta no existe.

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