Écija es la capital de referencia para entender el periodo barroco y lo será especialmente hasta el 8 de junio, con la exposición Andalucía Barroca. No es una elección casual, por la cantidad de obras de arte que ese movimiento dejó en sus calles y en sus templos.
La ciudad de las torres es la quinta sede de esta exposición, que es itinerante. Se trata de una iniciativa que comenzó el año pasado por parte de la Consejería de Cultura, que pretende recuperar y fomentar el legado de los siglos XVII y XVIII en la comunidad autónoma. Y Écija es incluso la patria de un subestilo.
La exposición que ayer se inauguró en la Iglesia de la Merced -"un edificio genuinamente barroco, magnífico continente para el contenido de la muestra", en palabras de Pedro Respaldiza, uno de los comisarios de la misma- quiere ofrecer una visión global y didáctica sobre el fenómeno histórico-artístico.
En la inauguración hubo numeroso público. El delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, junto al alcalde de Écija, Juan Wic (PSOE), presidió el acto, al que acudieron los dos comisarios de la exposición (el otro es Juan Luis Ravé).
Andalucía Barroca tiene un enfoque eminentemente didáctico, y pone el acento en explicar, de forma cercana, mediante paneles y montajes audiovisuales, los aspectos más significativos de esta expresión "más allá del patrimonio mueble, en que siempre se centraban las iniciativas anteriores a ésta", según apuntó el último. En ese sentido, la muestra, que estará abierta durante un mes, ilustra al visitante sobre la mentalidad de la gente de los siglos XVII y XVIII, sobre el urbanismo de la época y sobre la arquitectura de ese momento, entre otros aspectos interesantes.
Las piezas expuestas son cerca de 30, más del doble de las que se pudieron ver en otras sedes de la exposición. Han supuesto un esfuerzo de restauración de algunas, en concreto 15, según la organización, que se muestran por primera vez al público.
La exposición consta de siete ámbitos donde se alternan las imágenes fijas de los paneles con las móviles de vídeos y diaporamas. Se complementan con las piezas. "Enseña cómo hubo una producción artística importante fuera de los núcleos urbanos mayores", explicaron sus comisarios, quienes consideraron "necesario un tratamiento específico del barroco en ciudades como Écija, pero también en otras como Osuna o Estepa".
Entre las piezas expuestas destacan tallas de la iglesia de Santiago y de la de San Juan, cuya torre se cita siempre como ejemplo de campanario barroco; un óleo de la iglesia de Santa María, una custodia del convento de las Florentinas y un cuadro del palacio de Peñaflor. También está ya en el convento una Virgen Inmaculada de la primera mitad del siglo XVIII atribuida a Pedro Duque Cornejo, y un San José del mismo autor, custodiados ambos en la iglesia de San Juan de Écija. De la misma iglesia se ha trasladado a la exposición el Crucificado de Pedro Roldán. Todas estas obras, y las que completan la extensa muestra, son "joyas de primera categoría" en opinión del delegado provincial de Cultura, quien subrayó, además, la elección de este convento como sede para el evento.
