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La difusa frontera del Corpus

En la frontera franco-suiza está el acelerador de partículas en el que unos sabios buscan descubrir la partícula de Dios (así la llaman) para ver dónde radica en el cuerpo el sentido de la religiosidad.

el 15 sep 2009 / 05:10 h.

En la frontera franco-suiza está el acelerador de partículas en el que unos sabios buscan descubrir la partícula de Dios (así la llaman) para ver dónde radica en el cuerpo el sentido de la religiosidad. Cuando eso ocurra no habrá otra revolución copernicana: una parte dirá que eso explica la noción de Ser Supremo, otra que, precisamente, es el Ser Supremo el que crea la partícula y todos estarán de acuerdo en el desacuerdo. La verdadera unión es la de aquí, donde la Iglesia acuerda con el Ayuntamiento, la Diputación, el ejército y la policía, la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, los Colegios Oficiales, el Ateneo, las Reales Academias, la Universidad, el Cuerpo Consular, la Audiencia y otras entidades para realizar conjuntamente la procesión del Corpus.

Ninguna investigación ha descubierto todavía qué partícula posibilita que esas instituciones civiles y la administración religiosa hayan logrado caminar por el mismo filo de navaja haciendo posible que las primeras asistan como corporación sin ser corporativamente católicas y la segunda logre reducir la máxima manifestación de su fe a un cortejo variopinto. La Puerta de los Palos es otra frontera pero más difusa. Ahí me gustaría ver al cardenal explicando la esencia teológica del misterio eucarístico, a Arenas y Zoido diciendo que quieren un partido aconfesional y a Monteseirín contestando que él también.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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