La Espartinas nipona

El cónsul de Japón en Sevilla descubre dos placas en las haciendas Mejina y San Luis de Mejina donde se cree que pudieron residir durante un tiempo los miembros de la expedición Keicho

el 06 jul 2014 / 23:50 h.

 El cónsul tras descubrir la placa en la Hacienda San Luis de Mejina, Foto: Alba Poveda El cónsul tras descubrir la placa en la Hacienda San Luis de Mejina, Foto: Alba Poveda Cuentan los documentos que allá por 1614 un grupode de japoneses vinieron a Sevilla con una fin: constituir la embajada Keicho. Mientras esperaban a ser recibidos con honores en la capital hispalense, se calcula que los nipones pudieron pasar entre diez a doce días en Coria del Río. Pero, al parecer, no se hospedaron allí. Por entonces, los archivos apuntan a que un afamado comerciante, Diego Caballero, podría tener una finca en Espartinas. A través de un camino, que toma por nombre la Vereda de la Carne, el aceite que producía en los terrenos de la hacienda Mejina bajaba hacia Coria del Río –donde fabricaban las aceiteras más famosas– para embarcarlo rumbo a América y Flandes. Con los hechos históricos sobre el papel, el historiador y autor de varios libros sobre la expedición que encabezó el samurái Hasekura Tsunenaga, Ángel Luis Schlatter, apunta a que no sería de extrañar que haciendo gala de su condición, el impulsor de la saga de comerciantes Caballero de Cabrera invitara al samurái y sus acompañantes a conocer su casa de Espartinas. Por este mismo motivo, hace unos días, el cónsul honorario de Japón en Sevilla, José Japón Sevilla, descubrió dos placas en las instalaciones de la Hacienda Mejina y en la Hacienda de San Luis de Mejina, que recuerdan el paso de Hasekura Tsunenaga por los terrenos de Espartinas y que se enmarcan dentro del Programa Espartinas-Japón, con motivo del Año Dual entre España y el país nipón. Las hipótesis de Schlatter van más allá. El historiador apunta que quizás un mes después de aquella espera volvieran a la casa del comerciante para confeccionarse los trajes con los que partirían a Madrid y Roma para reunirse con el rey Felipe III y el Papa Pablo V con tal de establecer lazos entre oriente y occidente y fortalecer las relaciones con la religión cristiana. Esta tampoco sería su última estancia en Espartinas. Una enfermedad obligó a Hasekura a permanecer cerca de trece meses en el monasterio de Loreto. Esto hace pensar al historiador que, con los problemas de espacio que habría en la época en el monasterio, alguno de los hombre que acompañaban al samurái se hospedaran en la hacienda de Mejina, que tenía varias estancias en uno de los patios del edificio. Por todos estos motivos, el cónsul general honorario de Japón, destacó el hecho de descubrir las dos placas en un año tan señalado como el que conmemora los inicios de las relaciones entre España y Japón hace ya 400 años. Japón mostró su interés de que este hecho simbólico sea un motivo para «darle continuidad al año dual, seguir estrechando lazos» con el recuerdo de aquella embajada». Con la disposición de estas dos placas en las dos haciendas que en su día albergaron como una sola a la expedición Keicho, el alcalde de Espartinas, Domingo Salado, mostró su interés por «aprovechar los recursos» de la localidad para impulsar el turismo. De hecho, el Ayuntamiento ya se ha reunido con varios touroperadores para poner en valor la relación de su localidad con la historia nipona con tal de «fomentar el patrimonio de Espartinas, generar ingresos, patrimonio y empleo», apunta Salado.

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