Alberto Contador, durante la undécima etapa de La Vuelta. Foto: EFE.
Fabio Aru, la joya de futuro en el ciclismo italiano, demostró esa expectativa con la conquista de la inédita cima del Santuario de San Miguel de Aralar, donde Contador y Valverde -primero y segundo en La General- anunciaron su duelo en la Vuelta, en ausencia ya de Nairo Quintana, eliminado por una caída que le fracturó la escápula derecha y con el colombiano Rigoberto Urán, tercero a 1'08".
El ciclista sardo, discípulo de Nibali en el Astana, sorprendió a los favoritos tirando de clase, como hizo en Giro para ganar en Montecampione, una cima de nombre premonitorio. Atacó a 1.000 metros mientras la alta jerarquía se miraba de reojo y ganó con 6 segundos de adelanto.
La etapa transcurrió con una velocidad de vértigo, cortes en el pelotón y un nuevo abandono: el del francés Thibaut Pinot, que fue tercero en el Tour. Luego, Contador se unió a una escapada de 32 hombres, y junto a Valverde atacó en la meta volante de Tafalla para rebañar unos segundos de bonificación.
El ciclista holandés Gesink, la eterna promesa, y el francés Barguil, también tensaron en la subida, al igual que Froome, en un claro farol, y Contador, quien pareció más preocupado en evitar que se escapara su excompañero Dani Navarro que en hacer daño a sus rivales directos. Como nadie tiraba la piedra, en esto apareció Fabio Aru, abrió hueco y venció en la meta.
