Local

La Expo que no fue: abierta al río y a Sevilla

El catedrático de Arquitectura apuesta en los cursos de la UNIA por recuperar el lago y por abrir el recinto de la Expo al río y a la ciudad.

el 14 sep 2010 / 19:21 h.

TAGS:

Víctor Pérez Escolano, ayer, en el curso de la UNIA.

Ante una mayoría de alumnos que ni siquiera conocieron la Exposición Universal de 1992 de Sevilla, el catedrático de Composición y Diseño de la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla Víctor Pérez Escolano dio ayer un repaso a las exposiciones internacionales y universales históricas, modernas y postmodernas en el curso de la Universidad Internacional de Andalucía 1929-1992: Dos exposiciones para un siglo. Vigencia y apuesta de futuro. La arquitectura como elemento innovador, el carácter efímero de muchas construcciones y los elementos exóticos fueron una constante en casi todas ellas.

Desde el corazón del recinto de la Expo’92, el monasterio de la Cartuja, Pérez Escolano pasó la lupa sobre el mapa de Sevilla para concluir que hubo “muchos elementos criticables”.

En primer lugar, el diseño final del recinto fue “centrípeto”, “un espacio neutro” que seguía una fórmula antigua. Sólo el pabellón de la Navegación mira al río. A su juicio, la muestra no debió concentrarse sólo en la isla de la Cartuja, sino que debió estar localizada “en varios enclaves del entorno del río”.

El segundo proyecto premiado en el concurso de ideas para diseñar el recinto de la Expo de Sevilla también recogía que el evento se extendiera fuera a la Cartuja. De hecho, incluía pabellones en la zona de Torneo.

Con todo, el que fuera delegado de Urbanismo en el primer Ayuntamiento democrático de Sevilla calificó de “intachable” la rehabilitación integral de la Cartuja y la inversión de la Junta que, a su juicio, puso en marcha un proyecto “de Estado”.

Y así tituló su conferencia, La Exposición Universal de 1992. Proyecto de Estado. El arquitecto subrayó que la muestra reforzó la capitalidad de Sevilla en Andalucía gracias al desarrollo de infraestructuras y equipamientos como el AVE.

La proximidad de Málaga y su fuerza financiera y el potencial cultural de Granada generaba una reacción en contra de que sólo hubiese inversiones en Sevilla. “Si no se hubiese hecho, ahora el AVE estaría a medio hacer. Y no fue porque Felipe González y Alfonso Guerra son de Sevilla, sino porque había una auténtica conciencia de reequilibrio territorial”, defendió el catedrático ante alumnos de diversos palos, desde futuros historiadores hasta ingenieros informáticos. 

Y es que Sevilla era, y sigue siendo, la ciudad más pequeña, menos desarrollada y más meridional de las que han sido sede de una exposición universal. Para Víctor Pérez Escolano, la muestra del 92 no sólo fue un ejemplo de reequilibrio territorial en España, sino también “del Sur de Europa”.

No obstante, indicó que la Administración central “falló” en algunas cosas. Una de ellas, en el puente del Alamillo. Su arquitecto, Santiago Calatrava, diseñó dos puentes iguales, uno para el río y otro para la dársena, de forma que simbolizasen la puerta de

Incluso se habló de conectar ambos puentes con la luz de un láser. Una pasarela la tenía que pagar la Junta de Andalucía y, la otra, el Estado. Pero éste consideró que el proyecto era caro y que no estaría a tiempo para la Expo’92, así que abandonó el proyecto. Además, Pérez Escolano apostó por recuperar el lago que ahora está dentro de isla Mágica, una propuesta que lanzó precisamente ante el director del parque, Antonio Peláez, entre el público porque era el siguiente conferenciante. “Faltó política de Estado en la post Expo y la crisis también afectó. Después, en bonanza, no mejoró la situación”, apostilló. Volviendo a la relación con el río y el resto de la ciudad, también criticó el vallado de la actual Cartuja 93. “Todo está cercado, privatizado. La Expo no se diseñó de cara al río y no se ha mejorado”, lamentó.

  • 1